La revolución educativa y el amor sin tregua o más de lo mismo
Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Parece ser que el fin del mundo, no el mental sino el del todo, el material, el físico, el estelar, el metafísico llega el 21 de diciembre de este mismo año. Lo dijeron los mayas y ahora sus raros descendientes…
Pero para entonces Rajoy habrá tenido que lograr el pleno empleo, Aznar aprendido inglés, González ser socialista y Urdangarín arrebatado el trono a Felipe en un golpe de mano de Nóos.
A mí no me preocupa. Siempre pensé que el fin del mundo llega de todos modos para quien se muere, y por otro lado si eso va a ser así, estamos ante un privilegio que nadie conocido ha tenido hasta ahora. Asistir al mejor espectáculo del mundo jamás visto, agotados todos los temas de todas las parrillas de todas las televisiones y ya sin esperanza de que haya salido para entonces el iPad3, este detalle de semejante hecatombe es inapreciable y no deja de ser digno de agradecer.
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