Unidos en la diversidad, hacemos la diferencia

Categoría — Ser desde el cambio – cultura

Habrá un tiempo sin poesía

Tito Alvarado

1.- Propongo a las autoridades de Santiago de Querétaro, Santiago de Cuba, Santiago de Chile, Santiago de Chuco, Santiago del Estero, Santiago de los Caballeros y todos los Santiagos que registra el planeta: El Festival de todas las artes de Santiago. En el planeta tierra hay más de 178 lugares que registran el nombre de Santiago si al final todos estos lugares (ciudades, pueblos y villorrios) unieran su fuerza en un festival de todas las arte sería crear un acto de paz que marcaría rumbos nuevos.

2.- Propongo a quienes han hecho posible el monumento Sur en Vancouver, monumento que tiene inscrita la receta para la Sopa SUR, inauguren tradiciones de fuerza, buena energía y lugar de encuentro.

– Que todo los que vayan a visitar el monumento, apoyen su mano en un lugar determinado para ese efecto y pidan un deseo,

– que quienes se casan o renuevan sus lazos de amor se retraten en la piedra y pidan un deseo,

– que quienes se sienten enfermos y quieran mejorarse que vayan a la piedra, pongan su mano en ella y pidan salud,

– que cada año en una fecha para marcar el inicio de la primavera o el día más largo se reúnan en la piedra y pasen revista a su quehacer en el mundo.

3.- Propongo Un Canto de Paz para Colombia

Las FARC y El Gobierno colombiano se han sentado a conversar la posibilidad de la Paz para Colombia, este esfuerzo debe ser acompañado por la sociedad toda. La idea es que en cada lugar donde exista gente de paz, se pueda organizar, en el marco del Festival Internacional de poesía Palabra en el mundo, Un Canto de Paz para Colombia, que sería un evento de todas las artes clamando por la paz con justicia social.

4.- Propongo a SUR Ayacucho que se animen y asuman la osadía de darse vida organizando, junto con la escuela donde trabaja el compañero Walter Bustamante, un Festival de todas las artes de la escuela, que durante una semana esa escuela sea el centro del quehacer cultural, resumen de lo que se haya hecho en todas las otras escuelas durante el año, un Festival para descubrir y apoyar los artistas emergentes.

Durante el V Congreso SUR demostraron que hay calidad, hay necesidad, hay amor de los profesores, falta entonces que ustedes mismos crean en ustedes y se asuman como los mensajeros de la esperanza.

 5.- Propongo a todos los SURes y a la presidencia internacional que fijemos una fecha para entregar el Certificado SUR para los socios honorarios. La fecha propicia pudiera ser abril, aprovechando mi visita a México.

Este certificado ya está diseñado, cada SUR local lo firma y se lo entrega a las personas que allí se reconozcan como socios honorarios de Proyecto Cultural SUR.

Esto sería un reconocimiento a la labor ya realizada.

A la Presidencia le propongo que entreguemos este certificado a los miembros de la Red Utopía Roja. Es decir habría dos instancias para definir los socios honorarios, uno local y otro internacional.

6.- Cuatro en una, especial para Venezuela

La carta de Luis Garvan decía entre otras cosas.

Estoy trabajando más activo en Venezuela. Te propongo activar el Proyecto Sur en el sur de
Anzoategui, vamos a organizar actividades dentro del marco del Festival Palabra en el mundo
en mayo. También propongo el congreso internacional para noviembre en Venezuela, con la
ayuda de la empresa petrolera PDVSA, Faja Petrolífera del Orinoco.” 
Luis Garván es venezolano, vive en Madrid, pero pasa gran parte de su tiempo en El Tigre,
Venezuela
He aquí parte de mi respuesta·En cuanto al Congreso. Los congresos SUR son cada dos años, en La Habana se resolvió
hacer el próximo en El Salvador, esto pues los delegados que representaban a Venezuela en el
Congreso, no estuvieron presentes al momento de votar las resoluciones. Ahora los
Compañeros de El Salvador no dan muchas señales de vida, lo cual nos hace dudar de su
capacidad para organizar un evento así. En definitiva en este momento tenemos una resolución,
pero no una solución. Es decir no descartamos que se pueda hacer el Congreso en Venezuela.
Sin embargo como sea no puede ser este año, pues corresponde hacerlo en el 2014.
¿Cuál es la alternativa entonces? Se abren dos: una pudiera ser que el Festival nacional de
poesía de Venezuela se realice en El Tigre esta vez y que en otro año sea en otro lugar, esto
depende de si ya está todo avanzado y de si los tiempos coinciden. Sería una tremenda
oportunidad de hacer algo distinto, en realidad un Festival itinerante, hasta cubrir toda
Venezuela con el Festival.
Si esta solución no se pudiera realizar, por compromisos y por que ya todo está en marcha,
nos queda la alternativa de Un Festival de todas las artes en Venezuela o quizá le pudiéramos
proponer a PVDSA La Bienal SUR o el Festival de la canción... el adjetivo es a estudiarlo.
Una vez en La Habana se realizo el Festival de la canción política, en otros lados ha sido
comprometida, en el Chile de Allende fue Canto nuevo. Debiera ser un festival de la canción
cuyo adjetivo incluya al máximo posible y a la vez defina de que lado estamos”

7.- Propongo tres ejercicios

Uno que esta noche nos propongamos mirar lo realizado y mañana veamos si lo realizado significa algo.

De acuerdo a los que ese ejercicio nos deje, seguramente saldrán las prioridades a resolver. Este es un ejercicio privado e individual, ver lo que avanzamos, ver como lo hacemos, ver que cambios hay que introducir en nuestros hábitos.

Dos fijar un día para compartir con todos y allí ver como hay que hacer las cosas para obtener resultados nuevos. Lo que se pretende con este ejercicio es doble de un lado compartir un buen momento y de otro atrevernos a cuestionarnos, no para detenernos, sino para apurar el paso. No llega antes el que va más rápido, llega antes el que sabe donde quiere llegar.

Tres dar una mirada al futuro, este ejercicio debe hacerse debiera hacerse pensando en un futuro, de acuerdo a las noticias que vemos, una segunda vez hagámoslo de acuerdo a lo que hacemos y una tercera vez hagámoslo de acuerdo a lo que queremos que sea. La diferencia será nuestra ganancia, el cerebro de cada uno sabrá encontrar el camino para acercarnos lo más posible al futuro que queremos, siempre y cuando podemos imaginarlos en sus más nítidos detalles.

8.- Conversando con Miriam Robledo, de Palpalá, Argentina, surgió la idea de entregar un certificado nombrando organizador local del Festival Palabra en el mundo a todos los que asumen la tarea de organizar una o varias lecturas de poesía. Actualmente Palabra en el mundo cuenta con más de trescientos cincuenta organizadores.

9.- Otra idea asociada a esta es enviar, a cada uno de los municipios que han declarado este evento de interés cultural, el diploma al mérito como un reconocimiento por su gesto de valoración del trabajo cultural realizado en su territorio.

10.- Entendida la propuesta de Mirna Valdés, de Xalapa, y en virtud de las diversas opiniones recibidas, me atrevo a proponer como lema: Unidos en la diversidad, hacemos la diferencia.

Este es un lema provisional, pues es el Congreso SUR, a realizarse en El Salvador, el que debe resolver al respecto del cambio permanente del lema, así como de otras materias que definen lo que ses la idea SUR

11.- Imaginemos un evento internacional en El Tigre para darle valor a lo que allí se produce, este evento se haría con el apoyo de PSVSA, según nos ha comunicado Luis Garván.

Pensemos un segundo paso en lugares interiores de Ecuador, Brasil, Bolivia,Argentina y México, con el apoyo respectivos de Petro Ecuador, Petro Brasil, YPFB, ENARSA, PEMEX, todas empresas petroleras del estado.

La idea es proyectar, lo que se inicie en El Tigre, a todo el espacio SUR. Entonces que dependa de SUR El Tigre el punta pie inicial y de todos nosotros la envergadura final.

Lo que la daría nuevo valor a algo así, es que sean empresas nacionales que coinciden en el apoyo a la cultura local, Para las empresas sería un simple gesto promocional con un alcance político de envergadura internacional: con ese gesto se está contribuyendo a romper las propuestas culturales del imperio.

12.- Los cuatro símbolos de todo lo contrario a lo que es el Festival Internacional Palabra en el mundo son los cuatro jinetes del Apocalipsis, cada jinete representa algo nefasto y va montado en un caballo de distinto color. Los jinetes son: la muerte, la guerra, la peste y el hambre.

Se ha planteado la idea de entregar un certificado de nominación de organizador del Festival, ahora planteo que este certificado debiera ser adornado con la creación de un símbolo de vida representado por cuatro ideas fuerza en cuatro colores, no podrían ser jinetes pues pues ahora nos desplazamos en otras formas de transporte.

El asunto es definir entre todos cuales son estas ideas símbolos que representen la esencia de la lucha por la paz y por la vida. ¿Pudiera ser: la paz, el amor…?

13.- Propongo buscar y encontrar una palabra que defina a quien o quienes organizan lecturas locales de poesía en el marco del Festival Internacional. El lenguaje no ha nacido con el ser humano, es el ser humano el que ha nacido al nacer el lenguaje. Y este es una acumulación de distintas épocas, distintas ideologías. Lo cual nos remite a que cada nueva acumulación de saberes agrega nuevos significados. ¿Qué significa cacique, lonko, toqui, sufí, cadi, rey, zar, señor, caballero, culebrero, charlatán, rolero? Creemos una palabra para definir el organizar con sentido humano.

14.- Propongo, a partir de que termine el VII Festival Internacional Palabra en el mundo, un periodo de tres meses de análisis y creación de la nueva página sur y la forma más eficaz de comunicación interSURes.

15.- Propongo conmemorar los 20 años de la idea SUR. Calculo que fue en Abril, en las oficinas de la editorial Abril, en La Habana, Cuba, donde vimos por primera vez la propuesta de logotipo SUR, Era el mismo de ahora, salvo que en blanco y negro, luego se resolvió que fuera inclinado y se le agregó color. SUR había nacido antes, pero es partir de tener un logo que se puede decir que oficialmente existimos.

El 1 de abril estaremos en Morelia, allí celebraremos los 20 años de SUR. Invitamos a todos a hacer lo que los recursos y la voluntad definan como necesario.

Han sido veinte años de insistencia, de porfía, de avanzar, a veces a paso de tortuga, otras a paso de liebre. No importa ir despacio, importa avanzar, y sin duda avanzamos.

16.- Propongo que al menos cinco SURes se pongan de acuerdo para organizar la Muestra – Encuentro SUR itinerante de Artes plásticas y fotografía. La sede sería itinerante y cada cinco, seis o siete años se realizaría en cada sede una exposición internacional de Artes plásticas SUR.

Esta idea tiene su origen en las muestras y encuentros de artes plásticas realizados en Brasilia, Bento Gonçalves, Piriapolis y Buenos Aires. Imaginemos lo que pudiera ser que cada cinco, seis o siete años (solo por señalar un limite, pueden ser menos, pueden ser más) se organiza una muestra de Artes plásticas, acompañada con un encuentro de Artistas plásticos y fotógrafos, digamos en Basilia, México, Buenos Aires, Caracas, Montevideo, Managua (también solo por mencionar algunas ciudades, perfectamente pueden ser otras y no capitales), si así fuera cada seis años (más o menos), cada sede tendría que preparar las mejores condiciones para esta muestra – Encuentro SUR. Si se congrega un mínimo de veinte artistas plásticos y fotógrafos, ya es un triunfo.

17.- Como una repercusión de la idea de celebrar los 20 años, conversamos con Lucy Ortiz hacer la proposición de armar una Revista. Por lo menos, la revista de los 20 años. En el espacio Facebook la Compañera Beatriz Palmieri ha lanzado la idea de enviar mensajes diversos celebrando este hecho.

 La propuesta es que todos los núcleos envíen una muestra de lo que ha sido este accionar juntos. Desde un comienzo hasta la época. Con estos resultados, armamos la revista veinte años.

18.- Entre las respuesta que di en la entrevista con El Financiero, de México, salieron dos ideas.

 La primera fundar un Banco cooperativo de ahorro, para invertir estos fondos en proyectos turísticos y estos recursos destinarlos hacer rentables algunas líneas de trabajo.

19.- La segunda, proponer a los organizadores del Festival Palabra en el mundo, que junto con el certificado que lo certifica como organizador Local del Festival, este título sea el de Imán, sería un imán de fuerza moral, tal como se fundamenta en la entrevista.

20.- Propongo Fundar un club deportivo (futbol) con vistas a ser profesional, debe ser un club distinto de los otros que represente auténticamente el deporte y esté inmerso en la gente

21.- En León se ha inaugurado una práctica que debe ser una constante, plantar un árbol. Propongo que en cada visita del Presidente honorario a los diversos SURes y en cada evento nacional e internacional se tomen la medidas para plantar y cuidar un árbol.

22.- Propongo que cada mes, en los dos últimos y los dos primeros días conversemos sobre la paz en el mundo y emitamos un comunicado Pro Paz.

23.- Propongo, para el Parque de la Paz en León, México, una campaña mundial de apadrinamiento de un árbol. Este parque debe estar asociado a otros parques que se pudieran crear en a lo menos unos cinco puntos del planeta.

24.- Propongo que cada SUR pida apoyo a inventores para dotar al Parque de la Paz de los equipos que generen electricidad libre y de un sistema de regadío por medio de bombas y acumulación de agua.

25.- Propongo conversar con algunas destilerías para producir el Ron SUR, el Pisco SUR y el Tequila SUR.

26.- Propongo que busquemos y encontremos la forma de diseñar, fabricar y vender una línea de ropa femenina y masculina distintiva de SUR.

27.- Propongo (especial para México) la creación del Fondo Editorial SUReditores a partir de lo que pueda generar la venta de ciento cincuenta libros Reverbereos y que el mismo sirva para apoyar ya sea SUReditores Guanajuato o la creación de SUReditores Morelia y/o cualquier otro punto de México.

28.- Propongo abrir un periodo de discusión para resolver una estrategia de financiamiento local, nacional e internacional de la idea SUR.

29.- En nuestros últimos instantes en Guanajuato, el Compañero Edgar Knapp me planteó hacernos un regalo de zapatos fabricados en León, no era asunto de ir y comprarlos en una tienda, era asunto de ir a una fábrica, cuyo dueño es su amigo y este nos fabricaría unos zapatos especialmente concebidos para nosotros. Afortunadamente el escaso tiempo lo impidió.

Ahora propongo que el compañero Edgar converse con su amigo y le proponga crear una línea de Zapatos todo terreno con el distintivo SUR y que por cada par vendido nos entregué una contribución para el Parque de la Paz.

30.- Propongo Fijar un día mundial en que todos los SURes planten un árbol de Paz, hay que consultar con un especialista cual es el momento en que en los dos hemisferios se pueda producir este milagro. El día debiera ser un domingo fijo ya sea el primero, el segundo, tercero o el cuarto del mes fijado como el ideal.

 31.- Propongo que en León organicen, en conjunto con el municipio, una organización deportiva y los ecologistas locales, la vuelta anual en bicicleta al Parque de la Paz, que sea un día completo con actividades ecológicas y pro Paz.

32.- Propongo definir en México cinco puntos diversos y organizar la quinquenal de artes plásticas. Estos pudieran ser: Villa Hermosa, Veracruz, Distrito Federal, Guanajuato y Chapala. Cada sede busca a lo menos cinco lugares donde ha de transcurrir la Quinquenal SUR de Artes plásticas. Esta idea vale para todos los países donde hay más de cinco SURes.

33.- Propongo abrir un espacio simultaneo para entregar consultas gratuita, ya sea de asuntos espirituales, de medicina alternativa o de consejos prácticos. Pudiera ser una vez a la semana en un café.

34.- Propongo que busquemos y encontremos un dibujante que de forma a un personaje humorístico con la idea SUR.

35.- Propongo que cada SUR haga su parte en en el Festival Internacional de poesía Palabra en el mundo. Organizar una lectura o varias es posible y es un gesto concreto por la paz en el mundo.

36.- El poeta y profesor, Roberto Hurtado de Salamanca, México, me entregó una idea que ahora les hago llegar. Roberto propone interceder ante la Feria del libro de Guadalajara y que esta invite a Gabriel Impaglione, Carolina Orozco, Alex Pausides y a otros gestores de Festivales y movimientos culturales, entre los que me incluye. Sería el momento de coordinar una respuesta desde la literatura hacia el cambio.

37.- En Vancouver, Canadá, se inaugurará el monumento a la presencia latina en esa tierra, en la forma de un monumento a la Sopa SUR. Acorde con esta idea se propone saludar este logro con un libro de cocina, con la receta de la sopa SUR y algunos platos típicos de los 20 países que forman parte de SUR, por ahora, y que estas recetas sean preparadas por un miembro de SUR.

38.- Cien hectáreas donadas a la fundación SUR, no son un regalo que se hace todos los días, Allí se construirá la Universidad SUR y el Parque de la Paz, obras que en diez años deben ser realidad. Se propone buscar a quien pueda diseñar un generador eólico de electricidad, para, en una primera etapa, bombear agua desde la presa a la red de regadío de los árboles.

39.- En este mismo sentido se propone crear el fondo de semillas de árboles a ser plantados en el parque de la Paz una vez se asegure la red de regadío.

40.- A partir de una idea de SUR Guanajuato se propone iniciar las gestiones para fundar un núcleo SUR dedicado en exclusividad a la Revista de todas las artes SUR.

41.- Esta es una idea de paréntesis con 21 gesto urgentes para afianzar la Paz y justicia social en el mundo.

Primera parte

  1. Que las fuerzas de intervención, el MINUSTAH sea retirado de Haití, en realidad han causado más daño que aportado a la solución.

  2. Que sea cerrada la base militar de Estados Unidos en Guantanamo, Cuba, y sea devuelto el territorio a la soberanía cubana.

  3. Que los presos sin proceso encerrados en Guantanamo sean liberados y se les entregue una reparación por los daños causados.

  4. Que los cinco héroes cubanos sean liberados y retirados todos los cargos en su contra.

  5. Que Las FARC y el Gobierno colombiano acuerden la paz con justicia social.

  6. Que EE UU ponga fin al bloqueo inmoral y anti-económico contra Cuba.

  7. Que cese toda injerencia extranjera en los asuntos de Siria.

Segunda parte

  1. Legalizar la venta de marihuana y otras drogas, única forma de detener la creciente amenaza de los Narcos y su terror.

  2. Fundar la academia de Ciencia y Tecnología de América Latina con un fondo de mil millones de dólares para la puesta en practica de la ingeniosidad latina y entregar soluciones desde la ciencia y la técnica a los problemas de independencia alimentaria, energética, científica y tecnológica.

  3. Dar un paso trascendental para la vida: liberar de costo el agua, la salud, la educación y el transporte urbano.

  4. Refundar las Naciones Unidas, sobre bases democráticas y de preservación de la paz, por medio pacíficos.

  5. Asegurar la soberanía nacional sobre la tierra y lo que en ella se encuentre.

  6. Legislar en cada país para poner fin a los transgénicos.

  7. Entregar plena soberanía sobre su territorio a los pueblos originarios.

Tercera parte

  1. Consolidar el Festival Internacional de Poesía Palabra en el mundo, nombrando Imán de fuerza social a todos los organizadores locales.

  2. Iniciar cuatro expresiones simultaneas de arte: La música y el canto; Las artes plásticas y la fotografía, El teatro y la danza, El circo de la calle.

  3. En cada país impulsar leyes que beneficien a los trabajadores del arte y la cultura.

  4. Defender la diversidad biológica, creando Parques de la Paz en cada país.

  5. Propiciar un movimiento de arte de utilidad pública.

  6. Crear un foro filosófico permanente, que sea la crítica mortal al sistema.

  7. Afianzar la República Virtual SUR, promoviendo la ciudadanía virtual.

42.- Beatriz Palmieri y Yuelze han diseñado el certificado de miembro de la idea SUR, propongo que a partir de Septiembre sea entregado a todos los miembros, previo definir un sentido de pertenencia. En un plazo de tres meses el proceso fundador de la segunda etapa debería estar finiquitado.

43.- Propuesta Para las Artes Plásticas

Teniendo presente que la poesía tiene un digno marco para su lucimiento con El Festival Palabra en el Mundo ( más de dos mil lecturas en 40 países) y en la esperanza de dotar a cada arte de su respectivo marco para el florecimiento de todas las artes, es que entregamos ahora esta propuesta para Las Artes Plásticas.
1) Dado que se inaugurará en estos días la Galería SUR Arte, proponemos a SUR Guanajuato que, a partir de la Galería que propone fundar el compañero Oscar Cruces, se funde la Galería SUR Arte en Guanajuato.
2) Que Sur La Habana se plantee lograr un acuerdo con alguna Galería para que la misma sea, oficialmente la Galería SUR Arte.
3) Que SUR Brasil acuerde, estudie, investigue y concretice la puesta en marcha, en Rio de Janeiro y en otra ciudad, de la Galería SUR Arte.
4) Que otro tanto se logre en Buenos Aires. De concretarse estas propuestas en breve tendríamos cinco espacios en América para poner en dialogo a nuestros artistas plásticos con su publico potencial.
5) Que A partir de capacidades, convenios y galerías pongamos en marcha en cinco ciudades, en forma paralela, la bienal de SUR arte. La ciudades propicias serían Buenos Aires, Rio de Janeiro, Caracas, La Habana y Ciudad de México o Guanajuato (habría que ver, donde se consigue un mayor impacto).
6) En Cada Bienal debieran participar los países cercanos a uno de estos puntos más loa artistas nacionales.
7) desde cada sede se designa un coordinador, los cinco coordinadores tendrían la misión de redactar el llamado a la bienal y cada sede resuelve las invitaciones, los espacios y la logística.
8) Paralelo a la Bienal se podrán organizar exposiciones en diversos puntos con los artistas plásticos que no puedan asistir a alguna de las sedes.
9) En los años en que no hay bienal se coordinará en a lo menos cinco puntos de los países sedes y de otros que resuelvan ser parte de la idea, organizar exposiciones paralelas
10) En la inauguración de la bienal, es decir en las cinco inauguraciones que deben ser el mismo día, se debe considerar un espacio para mostrar las otras artes y en algún momento de la semana de la bienal, plantar el árbol de las artes en algún lugar apropiado.

44.- Siete propuestas para cambiar la vida, desde lo simple a lo complejo.

1) Somos entes de paz y somos políticos, pues todo ser humano es un ser social, entonces que lo nuestro sea una permanente política de paz. Para que sea paz y no sometimiento, debemos ser críticos mortales del sistema que impone sus guerras permanentes.

2) Abrir la mente, el pensamiento y la acción al sentir y hacer del otro. Sumemos, sumándonos.

3) Valorarnos en la valoración de los aportes del otro.

4) Desterrar los miedos y atrevernos a vernos en la superación constante.

5) Emitir siempre nuestras opiniones, fundarlas en conocimiento, para lograrlo: abrir nuestro horizonte de saber, en la lectura, como un ejercicio permanente.

6) Eliminar de nuestro vocabulario y de nuestra conducta todo acto hostil, sin perder nunca la capacidad de analizar los asuntos desde muchos ángulos.

7) Hacer cada día un gesto de amor: una sonrisa, una palabra amable, un acto solidario, un esfuerzo social, un aporte a la naturaleza, una economía de recursos, en definitiva la Paz requiere de personas armadas con razones, razonando y actuando en pro de la vida.

45.- Hay ideas que requieren conocimientos precisos, propongo que busquemos entre nuestros amigos y contactos ingenieros y expertos en computación para poner en marcha una pala mecánica computarizada, estaría accionada a partir de un guante donde se introduce la mano derecha del operador. La pala repite todos los movimientos de la mano. Se trata de unir dos campos de acción y acelerar los trabajos que requieren una pala mecánica.

46.- Propongo Cinco Vías para la expresión de lo nuevo.

1) El discurso Crítico

 Criticar es un asunto, analizar con sentido crítico es otro. Lo nuestro debiera propender al análisis y la proposición de cambio.

2) Entregarle las armas del pensamiento a la gente

7 mil millones de seres humanos son 7 mil millones de seres distintos en una multi-diversidad de culturas, lenguajes, costumbres y valores. De ellos 2 mil millones sobreviven con el equivalente a dos dólares al día, unos 3 mil millones están muy cerca de la línea de pobreza.

Estamos hablando de 5 mil millones de seres humanos cuya principal ocupación es la sobre vivencia. Sin acceso a los bienes materiales ni espirituales, sin instrucción mayor, sin conocimientos que les permitan desarrollar su potencial. Y es a ellos, precisamente a quienes debemos entregarle las armas del pensamiento, mediante darles reconocimiento de personas dignas y aportar, en un efecto multiplicador, nuestros conocimientos y estrategias para que asuman en sus manos su propio destino. En esencia todo ser humano es un creador.

3) Poner en marcha lo trascendente

Nuestro reciente recorrido por algunas ciudades de México nos ha permitido apreciar la diversidad de situaciones e individualidades. SUR es la propuesta de trabajar unidos a partir de lo que somos y hacemos, por hacer más y ser mejores. En este recorrido nos encontramos con un enorme potencial. El detalle a solucionar es como le damos curso a este potencial. Se impone la necesidad de pasar, de los eventos puntuales propios a la disciplina artística que cada uno profesa, a los eventos de envergadura que trasciendan, que marquen rumbo, que aporten en grande.

Es lo que llamamos poner en marcha lo trascendente y ha de ser la característica fundamental de esta nueva etapa de la idea SUR. Esto pasa por que cada uno de nosotros se vea en algo trascendental y aporte con ideas, con esfuerzos, con tiempo y con capacidad de organización.

4) La expansión del gusto

Se dice que en las tres últimas décadas hemos duplicado el conocimiento, que ya había sido duplicado en un lapso mucho mayor. Estamos en pleno desarrollo de lo que pudiéramos llamar un Aleph inverso, un punto de convergencia acelerado de problemas y soluciones, de despilfarro de recursos y de falta de los mismos, de pobreza y de riqueza, de conocimiento y de ignorancia.

Si miramos las diminutas luces que desde el espacio nos acompañan cada noche y algo indagamos sobre ellas, tendremos información para darnos calor y a la vez para darnos frío. Una de ellas es que las estrellas se alejan unas de otras, otro dato es que hay una aceleración en este alejarse, en definitiva se expande el vacío. Es lo que está más allá y nada podemos hacer, salvo saberlo, pero en lo que esta aquí y en nuestro ahora se nos impone el deber de saberlo e intervenir: podemos contribuir con nuestro arte a la expansión del conocimiento y del gusto. Podemos saber mucho y no pasar de entes amorfos ante los dramas humanos, en cambio, por medio del gusto, el conocimiento se transforma en una guía para la acción, pues nunca lo que nos gusta nos dejará indiferentes. Expandamos el gusto por el arte que está en la calle, expandamos el gusto por compartir saberes, expandamos el gusto por lo que está al alcance de todos, expandamos el gusto por socializar y en este gusto aprenderemos a vivir plenamente.

5) El diseño práctico

Hay épocas que marcan, hay movimientos que dejan huella y sobre todo hay, mucho que se dice de aquello que tiene poca sustancia. Como ejercicio práctico sugiero que cada cual intente imaginar y describir algo que no haya visto nunca. Crearemos quimeras, pero estas estarán compuestas por partes de lo que si hemos visto, lo que nos lleva a reconocer que no podemos describir algo que no hemos visto nunca.

En las cosas que nos rodean y nos facilitan la vida se ha pasado de lo útil a lo inútil. Lo práctico ha sido reemplazado por lo banal con vida útil de corto periodo.

 Intervengamos en la vida con imaginación, desarrollemos nuestra ideas hasta hacerlas práctica corriente, dejemos huella interviniendo en el diseño de herramientas y útiles con sentido práctico.

47.- Propongo pasar de la contemplación a la acción. El mundo requiere actores para el florecimiento de lo nuevo y para el desarrollo pleno de nuestro potencial creador, lo viejo, el mundo de la crisis, nos modela como espectadores. A cada cual le corresponde definir si quiere ser lo que otros han diseñado que sea o quiere ser actor de su propio destino.

Ser entes de cambio debiera ser nuestro fundamental deber. El detalle es como y quizá la única respuesta sea desde la multiplicidad de lo que somos trabajando por lo que queremos ser.

48.- Escucho la canción de John Lennon Imagina y lo único que acierto a imaginar es la canción escrita y cantada por algunos de nosotros, que sea el himno de la nueva era, para lograrlo hay que crear los espacios para la expresión del Canto y de la música. A Partir de los ejemplos de México: Disco SUR por partida doble, El Festival de Rolas y los Conciertos grabados en vivo para Radio Educación, propongo crear en Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Venezuela, Colombia, Puerto Rico, República Dominicana, Cuba, El Salvador, México y… El festival de la canción tercer milenio.

Un Festival de las causas culturales y sociales, es decir un Festival con sentido y altura humana.

49.- Propongo la coordinación de todos los que en la idea SUR hacen radio, de esta coordinación pueden salir:

A) una radio SUR digital con una programación cultural y de rescate de tradiciones populares;

B) espacios itinerantes dedicados en cada programa a lo que se hace en otro lugar;

C) programa simultáneos con intervención de dos o más conductores situados en distintos puntos del planeta.

50.- Propongo atrevernos a ocupar los muros:

con Poesía breve,

con murales rápidos (hechos en un par de horas),

 con diarios murales itinerantes (negro sobre blanco) donde cada cual escriba su opinión,

 con conciertos relámpagos,

 con esculturas de un día,

 con toda nuestra imaginación.

 51.- El modo de vida actual ha roto la simbiosis perfecta: árbol / ser humano. El árbol produce lo que consume el ser humano, el ser humanos produce lo que consume el árbol. Se han talado más árboles de los que se plantan, Hay un desbalance que nos afecta y es amenaza para la vida en el planeta. Reparar los daños significa reforestar. Propongo asumir los desafíos de la reforestación por partida doble:

 Reforestar el alma: haciendo florecer la creatividad,

 Reforestar la naturaleza: plantado ya no árboles, plantando bosques enteros.

 52.- El propósito de estas ideas ha sido, de un lado dar espacio para la expresión de la creatividad extra artística y de otro afianzarnos como una fuerza Moral. Sé que no todas las proposiciones se pueden llevar a la práctica en forma inmediata, pero también sé que todas son posibles, es asunto de llegar al tiempo exacto y es asunto de sembrar en el alma lo que la vida reclame que florezca.

Me propuse enviar una idea a la semana. Como ven no me ha sido posible cumplir. Desde ahora y hasta nuevo aviso, dedicaré energías a que muchas de estas sean posible en lo inmediato, es decir aceleraremos el paso, pues se nos acorta el tiempo de lo posible, ahora hay que lograr lo imposible.

Esta no es tanto una idea sino un compromiso, avanzar en la dignificación del ser humano, avanzar en darle a nuestro trabajo la envergadura de las ideas que nos unen.

De la infinita paciencia, provienen los resultados para hacer de todo punto un punto de luz. Nos vemos cada hora en la concordancia del decir y el hacer.

julio 14, 2013   ningún comentario

La neta de la cultura en un país tan cerca y tan lejos

Nurya Barbosa León, Periodista de Radio Habana- Cuba

Una joven de piel morena, rasgos de indígena latinoamericana, hablar pausado y muy bajo, con acento de la zona centroamericana, accedió a ofrecer un diálogo a los lectores de Granma.

-Mi nombre es Dalena Cataví Lozano, tengo 25 años, estudio medicina en el tercer año en la facultad Salvador Allende de la capital cubana.

Hablemos de su procedencia

Vengo de Guatemala, del poblado Pastores, con unos mil habitantes y ubicado en el departamento de Sacatepequez. Mi zona es turística, muy visitada  por la arquitectura antigua que guarda. Se le nombra como el territorio de la eterna primavera porque sus estaciones permiten la cosecha de todo tipo de flores, frutos y verduras. Vivo en la región central, mi pueblo queda relativamente cerca de la capital del departamento, cuenta con muchas montañas, un río nombrado Guacalate, conocido por su mística porque se decía que sus aguas eran benditas. En estos tiempos sufre de la contaminación ambiental.

¿Cómo es la población del lugar?

Mi poblado fue fundado por colonizadores españoles pero en él viven muchos indígenas de la etnia quiché que mantienen su cultura y tradición. Visten trajes típicos confeccionados a mano con muchos bordados y colores. Es un traje muy valorado porque su confección demora meses y años. Los colores están atribuidos a la naturaleza y a la historia de cada localidad.

¿En qué laboran la mayoría de los pobladores de su región?

Se dedican a la agricultura y como toda zona rural abunda la pobreza y las malas condiciones de vida.

¿Su familia a qué se dedica?

Mis abuelos vivieron de la agricultura. Mi abuelo cultivaba frutas y verduras y mi abuela, los vendía en el mercado. En la medida de sus posibilidades se preocuparon por una educación a sus hijos. Hablamos que ellos tuvieron entre 12 y 15 hijos. Mi papá se hizo maestro, pudo sacar su carrera con mucho sacrificio alternando el estudio con algún trabajo mal pagado. Ahora es maestro en una escuela primaria. Mi mamá es ama de casa. Mi papá la ayudó a terminar el grado de bachiller pero con ese nivel académico no se consigue empleo fácilmente. Tengo un hermano menor.

¿Cómo sabes de la beca a Cuba?

Una prima que vive alejado de mi casa me informó de la posibilidad de venir a estudiar a Cuba, me propuse luchar por la beca y eso me llevó cuatro años de mi vida. Todo se dificultó porque no había recursos para poner en orden la papelería. También el colegió no emitía un título de bachiller y no me aceptaban una certificación sin ser avalada. Yo no tenía recursos para pagar una universidad en mi país por lo que me aferré a lograr mi propósito de estudiar en Cuba. En esos cuatro años tuve que incorporarme a trabajar porque no pude matricular en una universidad. Por eso yo valoro mucho el poder estar acá y me esfuerzo demasiado para concluir la carrera.

¿Por qué decides estudiar medicina?

En el lugar donde vivo sólo existe un ambulatorio atendido por una enfermera que labora sólo dos horas al día, entre las diez y las doce de la mañana. Yo laboré en una escuela primaria y conocí a muchos niños enfermos sin recibir asistencia médica. Mis niños tenían muchas necesidades. Incluso tuve una alumna que me conmovió, con 10 años enfrentaba la enfermedad de la madre y el cuidado de sus cuatro hermanos. Por supuesto se ausentaba con mucha frecuencia y no lograba rebasar el segundo grado a pesar de estar apta en el aprendizaje. Recuerdo su cara triste al comunicarme de la muerte de su madre. Cinco niños quedaron solos y desamparados. Eso debe cambiar en mi país.

¿Por qué venir a Cuba?

Fue la primera y única puerta que se abrió ante mis aspiraciones de estudiar. En mi pueblo se conoce de la calidad de los médicos, no se puede ocultar la solidaridad y la honestidad con que se trabaja en Cuba, donde el paciente no es una mercancía sino un enfermo. Fui testigo, también, de las consecuencias de un ciclón y conocía a médicos cubanos que no escatimaron esfuerzos para socorrer a la población. No tenían horarios, ni descanso por tal de atender a los necesitados. Yo aprendí de la forma en que trabajaban los médicos cubanos. Ellos solidariamente ayudaron a todos.

¿Qué conocías de Cuba antes de venir?

El nombre y el país lo conocí en clases. En las noticias se mencionaba a Cuba y nunca escuché nada bueno. Soy del criterio que cada país tiene sus virtudes y defectos al igual que las personas. Sin embargo a pesar de todo lo negativo en las noticias siempre hubo una frase para reconocer el nivel educacional de Cuba y la preparación de sus médicos.

¿Cuántos años llevas en Cuba?

Más de tres.

¿Qué opinión le merece Cuba en estos momentos?

No es tan mala como me la hicieron imaginar. He conocido a muchas personas, en estos días realizamos pesquizajes en la población para detectar casos de dengue. Tocamos a la puerta y nos reciben con cariño, preguntan de nuestro país, platican y quieren saber de mi cultura. Yo me adapto fácilmente a todo, no sufrí por no tener la tortilla de maíz como plato en las comidas, tampoco veo las carencias porque los cubanos nos dieron uniforme, libros, alojamiento, comida y avituallamiento, todo de gratis. Mis profesores e instructores fueron amables y cariñosos. Fue muy linda la experiencia de tomar el avión y venir a Cuba.

¿Mantienes su cultura y creencias en Cuba?

Nunca nos han prohibido ir a la iglesia, de hecho participamos en todas  las actividades de la iglesia. Soy católica y desde que llegamos nos acercamos a  la iglesia.

¿Cómo ha sido la relación con otros estudiantes latinoamericanos?

Algo muy agradable e interesante. Conocer a personas de otros países, convivir con ellos diariamente como familias es una experiencia única y emocionante, uno se fijas en la forma en que camina, en cómo habla, en qué cuenta. Todo causa impresión.

¿En qué actividades has participado en Cuba?

Me gustan mucho las galas culturales de la ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina) (*) Yo participé en la parte culinaria para exhibir platos típicos. Otros muchachos bailaban o cantaba. Esa actividad marcaba la identidad de cada país.

¿Cuál será tu futuro al graduarte?

Vine queriendo ser médico obstetra pero me doy cuenta que en la profesión hay otras especialidades que me atraen. Tengo la mentalidad de sea cual sea la especialidad que estudie debo volver a mi pueblo. Quisiera laborar en un consultorio o quizás fundar un hospital. También quiero viajar y vincularme a otras culturas, conocer las llaguitas de cada país y ayudar. Se que hay lugares que están bajo la piedra (como dicen en mi país) Me gustaría llegar allí y brindar mi esfuerzo.

¿Qué les dirías a los cubanos?

Les quiero agradecer por su solidaridad

(*) Escuela Latinoamericana de Medicina: universidad situada en La Habana (Cuba). Se fundó el 1 de marzo de 1999  por iniciativa del presidente cubano Fidel Castro y constituye parte del Programa Integral de Salud que se desarrolla desde octubre de 1998 debido a los desastres naturales causados por los huracanes Mitch y George. En esta universidad se gradúan médicos generales básicos que trabajarán orientados a la atención primaria de salud. La colegiatura y la residencia estudiantil son absolutamente gratuitas según el sistema de becas de Cuba. En la universidad se brindan servicios que garantizan la formación general de los estudiantes como: la incorporación a manifestaciones culturales por países, la práctica del deporte, cursos electivos, literatura docente, etc. Todos los años matriculan aproximadamente 1500 becarios, según las plazas que se conceden por países. Actualmente hay más de 10 000 estudiantes extranjero vinculados a este proyecto, de 55 países y están representadas 104 comunidades originarias de América Latina.

En Cuba hay además 11.000 becarios del proyecto ALBA, el acuerdo de integración del Acuerdo Bolivariano de las Américas formado por Venezuela, Bolivia y Ecuador entre otros.

Datos tomados del sitio web Cubadebate (http://www.cubadebate.cu/noticias/2010/03/16/matricula-de-la-escuela-latinoamericana-de-medicina-en-cuba-llega-a-los-10-000-estudiantes/)

 

 

 

marzo 3, 2012   ningún comentario

La gran burguesía latinoamericana propone una tregua

Marcelo Colussi

«El poder del país se basó ante todo en este hemisferio, a veces llamado Fortaleza América»

Documento: Santa Fe IV: «Latinoamérica hoy». Estados Unidos, 2000

Una historia de violencia

La región latinoamericana tiene características bastante peculiares en tanto bloque. Si bien hay diferencias, marcadas incluso, entre algunas zonas -el Cono Sur con Argentina, Chile y Uruguay es muy distinto a Centroamérica, por ejemplo; o sus países más industrializados, Brasil y México, difieren grandemente de las islas caribeñas-, en su composición hay más elementos estructurales en común que dispares.

Los rasgos comunes que unifican a toda la región son, al menos, dos: a) todos los países que la componen nacieron como Estado-nación modernos luego de tres siglos de dominación colonial europea (española fundamentalmente, o portuguesa); y b) todos se construyeron integrando a los pueblos originarios en forma forzosa a esos nuevos Estados por parte de las élites criollas. Estas características marcan a fuego la historia y la dinámica actual del área. En otros términos: la violencia estructural es una matriz para toda la región, que sin solución de continuidad se viene manteniendo hasta la actualidad desde hace cinco siglos.

En un sentido, toda la historia de Latinoamérica en su recorrido como unidad político-social y cultural, es una historia de monumental violencia, de profundas injusticias, de reacción y luchas populares. Siempre, desde las primeras épocas post colombinas cuando puede pasar a ser considerada una unidad en sí misma, el destino de Latinoamérica estuvo signado a una potencia externa: España (o Portugal) durante los primeros 300 años posteriores a la llegada del primer «hombre blanco»; Gran Bretaña luego, ya no como invasor militar sino a través de mecanismos de sujeción económica. Y desde mediados del siglo XIX, acrecentándose en forma exponencial en el XX, Estados Unidos de América.

Todo el siglo pasado fue, en realidad, una profundización de la doctrina del tristemente célebre presidente estadounidense James Monroe; es decir, con un país como Estados Unidos convertido en potencia, creciendo sin parar durante cien años, el subcontinente latinoamericano corrió la maldita suerte de pasar a ser su «patio trasero» sin que le quedaran muchas opciones.

En otros términos: desde el momento mismo del nacimiento de las aristocracias criollas, su proyecto de nación fue siempre muy débil. Estas aristocracias y «sus» países no nacieron -distintamente a las potencias europeas, o al propio Estados Unidos en tierra americana- al calor de un genuino proyecto de nación sostenible, con vida propia, con vocación expansionista; por el contrario, volcadas desde su génesis a la producción agroexportadora primaria para mercados externos (materias primas con muy poco o ningún valor agregado), su historia está marcada por la dependencia, incluso por el malinchismo. Oligarquías con complejo de inferioridad, buscando siempre por fuera de sus países los puntos de referencia, racistas y discriminadoras con respecto a los pueblos originarios -de los que, claro está, nunca dejaron de valerse para su acumulación como clase explotadora-, toda su historia como segmento social, y por tanto la de los países donde ejercieron su poder, va de la mano de las potencias externas, y desde la doctrina Monroe en adelante, de Estados Unidos.

Para Latinoamérica todo el siglo XX estuvo marcado por la referencia al imperio estadounidense. «Los Estados Unidos […] parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad», decía ya en el año 1829 Simón Bolívar; palabras premonitorias, sin dudas. Los nuevos Estados latinoamericanos, más allá del sueño integracionista del Libertador, nacieron divididos, con clases dirigentes entregadas visceralmente a las potencias extrajeras. La Gran Patria Latinoamericana, popular, con acento indígena y sin complejo de inferioridad ante la «civilización de los blancos», de momento al menos no ha pasado de ser una aspiración. Toda vez que se intentó algo en sentido contrario, fue brutalmente decapitado.

Las oligarquías nacionales fueron siempre portavoz del imperio del norte, su gerente, su socio menor. Se dio así una imbricada articulación entre Washington y aristocracias criollas, donde poder y ganancias fueron más o menos compartidos. Y para custodiar a ambos actores, ahí estuvieron las fuerzas armadas nacionales, muchas veces preparadas incluso en territorio estadounidense. Pero incluso, también estuvieron las tropas del norte. Europa, a regañadientes, debió replegarse de estas tierras, quedándose sólo con pequeñas posesiones en el Caribe que la despojaron de su papel de potencia dominante.

En términos generales esa fue la matriz que fijó la historia del subcontinente durante cien años. Pero no fue una historia pasiva, donde los dominadores impusieron sus condiciones sin resistencias; por el contrario, fue una historia de luchas feroces, de violencia extrema, de sufrimientos extremos. Historia que, por cierto, lejos está de haber terminado. Desde la suprema violencia inaugural que trajo la conquista europea (genocidio militar y cultural, con el agregado de la gripe como arma más mortífera que los arcabuces), la violencia ha sido una constante en las relaciones sociales. Con los tiempos cambiaron sus formas, pero se mantuvo invariable como rasgo distintivo.

De las primeras rebeliones indígenas a la actual propuesta del ALBA (la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, como proyecto de integración no salvajemente capitalista), o el CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en tanto mecanismo de integración política sin la tutela de Washington), las fuerzas progresistas han jugado siempre un importante papel. Las izquierdas políticas, entendidas en sentido moderno (con un talante socialista podríamos decir,  marxistas incluso), han estado siempre presentes en los movimientos del pasado siglo. De hecho, con diferencias en sus planteamientos pero con un mismo norte, en casi todas las sociedades latinoamericanas se dieron procesos populares de construcción de alternativas socialistas, o nacionalistas antiimperialistas, o reformistas al menos, pero siempre en búsqueda de mayores niveles de justicia. En algunas llegando a ocupar aparatos de Estado: en Guatemala con la «primavera democrática» entre 1944 y 1954 con su reforma agraria, en Chile en la década del 70 con Salvador Allende, Cuba con su heroica revolución, Nicaragua con los sandinistas en toda la década de los 80, la actual Venezuela y su Revolución Bolivariana, o Bolivia y Ecuador, con sus dinámicos movimientos indígenas que terminaron en propuestas políticas socializantes. Y en otras experiencias, peleando desde el llano: movimientos sindicales, reivindicaciones campesinas, insurgencias armadas.

Sin ánimo de hacer un pormenorizado estudio de esta historia, lo que vemos entrado ya el siglo XXI es que la izquierda no está en franco ascenso (de todas esas experiencias, sólo Cuba es una experiencia popular y revolucionaria que se mantiene, en tanto Venezuela, Bolivia y Ecuador intentan profundizar sus procesos políticos, con suertes distintas). Pero en modo alguno ha muerto la lucha por mayores niveles de justicia, tal como el omnímodo discurso neoliberal actual pretende presentar. Es más: luego de la furiosa y sangrienta represión de los proyectos progresistas de las décadas de los 70/80 del siglo pasado y de la instauración de antipopulares políticas fondomonetaristas en los 90, después del derrumbe del campo socialista y un período donde los movimientos por mayores cuotas de equidad parecían totalmente dormidos, en estos últimos años asistimos a un renacer de la reacción popular.

¿Estamos entonces realmente ante un resurgir de las izquierdas, de nuevos, viables y robustos proyectos de cambio social?

Las nuevas izquierdas

Suele hacerse la diferencia entre izquierdas políticas e izquierdas sociales. Hay, sin dudas, un cierto retraso de las primeras en relación a las segundas. Para decirlo de otro modo: los planteos políticos de fuerzas partidarias a veces han quedado cortos en relación a la dinámica que van adquiriendo los movimientos sociales. Muchas veces las reacciones, protestas, o simplemente la modalidad que, en forma espontánea, han tomado las mayorías, no se ven correspondidas por proyectos políticos articulados provenientes de las agrupaciones de izquierda. Con variaciones, con tiempos distintos, pero sin dudas como efecto generalizado apreciable en toda Latinoamérica, hay un desfase entre masas y vanguardias. Lo cierto es que desde hace algunos años (podríamos decir desde fines del siglo pasado) la reacción de distintos movimientos sociales ha abierto frentes contra el neoliberalismo rampante que se extiende sin límites por toda la región.

Vale destacar que esos movimientos, novedosos en muchos casos, no se corresponden totalmente con esquemas teóricos de dos o tres décadas atrás. Ahí está, por ejemplo, el despertar de los movimientos indígenas, o las reivindicaciones de las eternamente postergadas mujeres, que se constituyen en nuevos sujetos sociales de cambio, con tanto o más empuje que las reivindicaciones de clase. Lo cual lleva colateralmente (aspecto que no se abordará aquí) a la revisión crítica de los instrumentos tradicionales de la izquierda y su lectura de la realidad en términos exclusivos de lucha de clases. Sólo para dejarlo esbozado: no hay dudas que los conceptos fundamentales del marxismo, definitivamente válidos en su raíz (lucha de clases como motor de la historia, apropiación del plustrabajo de una clase por otra), necesitan una lectura circunstanciada para la coyuntura actual, globalizada, hiper informatizada, donde nuevos actores y eternas injusticias olvidadas (inequidad de género, diferencia Norte-Sur) plantean nuevos interrogantes.

Toda esta izquierda social ha tenido impactos diversos, con agendas igualmente diversas, o a veces sin agenda específica: frenar privatizaciones de empresas públicas, organización y movilización de campesinos sin tierra, o de habitantes de asentamientos urbanos precarios, derrocamiento de presidentes como fueron los casos de Argentina, Bolivia o Ecuador, oposición a políticas dañinas a los intereses populares. Y algo fundamental desde donde empezar a considerar los nuevos tiempos post Guerra Fría: la suma de todas estas movilizaciones impidió la entrada en vigencia del Área de Libre Comercio para las Américas -ALCA- tal como lo tenía previsto Washington para enero del 2005.

El abanico de protestas y movilizaciones es amplio, y a veces, por tan amplio, difícil de vertebrar. Los piqueteros en Argentina o los movimientos campesinos con una importante reivindicación étnica en Bolivia, Ecuador, Perú o Guatemala, el zapatismo en el Sur de México o la movilización de los Sin Tierra en Brasil, son formas de reacción a un sistema injusto que, aunque haya proclamado que «la historia terminó», sigue sin dar respuesta efectiva a las grandes masas postergadas. ¿Hay un hilo conductor, algún elemento común entre todas estas expresiones? Hoy por hoy, diversas expresiones de la izquierda política, de posiciones moderadas que se podrían hacer caer en el difuso campo de la «centro-izquierda» (¿o del «capitalismo serio»?) -la que en estos momentos es posible: moderada y de saco y corbata- tienen en sus manos el aparato de Estado en varios países: Brasil, Uruguay, Argentina, Nicaragua, El Salvador. A todo esto habría que sumar otras expresiones, definitivamente mucho más intragables para Washington: Cuba en primer lugar, junto a procesos más moderados como Venezuela, Bolivia o Ecuador.

Las posibilidades de transformaciones profundas desde las estructuras estatales, tal como están las cosas (deudas externas abultadas, creciente presencia militar del imperio en la región), y dada la coyuntura con que arribaron a las administraciones gubernamentales (voto en elecciones de democracias representativas, que no es lo mismo que revoluciones políticas populares), esas expresiones de las izquierdas eleccionarias son limitadas. Más aún: son izquierdas que, en todo caso, pueden administrar con un rostro más humano situaciones de empobrecimiento y endeudamiento sin salida en el corto tiempo. Pero quizá no más que eso.

En modo alguno podría decirse que son «traidores», «vendidos al capitalismo», «tibios gatopardistas». Eso, más que análisis serio, es una consigna principista. La izquierda constitucional hace lo que puede, y seguramente no puede pedírsele más. Hoy, en los marcos de la post Guerra Fría, con el triunfo de la gran empresa y el unipolarismo vigente -más aún en la región latinoamericana, histórico «patio trasero» de la superpotencia hegemónica- es poco lo que tiene por delante: si deja de pagar la ominosa deuda externa, si piensa en plataformas de expropiaciones y poder popular y si se atreve a armar a sus pueblos, sus días están contados. Pero los actuales mandatarios «progresistas» ¿hablaron en algún momento de revolución socialista en sus campañas proselitistas? ¿Levantó alguno de ellos recientemente las mismas consignas que, tres décadas atrás, proponían los movimientos armados que, sin ningún complejo ni temor, hablaban de comunismo y de confiscaciones, y a la que directa o indirectamente ellos pertenecían o apoyaban? Sin ningún lugar a dudas que no. Por eso es demasiado superficial quedarse con la idea de «traidores».

La feroz represión que vivió toda la región entre las décadas de los 70 y los 80 en el pasado siglo tuvo un efecto fríamente buscado por el imperio -en combinación con los factores de poder locales-, y sin dudas conseguido: amansó al movimiento popular, quebró su resistencia, lo llenó de terror. Hoy, con los planes neoliberales que se padecen, aún se siguen pagando las consecuencias de esa estrategia de terror. Las guerras sucias que en mayor o menor grado vivieron todos los países latinoamericanos, con desapariciones de personas, centros clandestinos de detención y tortura, arrasamiento de aldeas rurales y un virtual etnocidio en Guatemala (180.000 indígenas mayas muertos, invisibilizados en la prensa internacional dado que ese país no es de los «importantes»), todo eso no pasó en vano: logró lo que buscaba, que era justamente desmovilizar. Si no, no hubiera sido posible implementar las políticas de ajuste estructural impuestas por los organismos financieros del gran capital internacional: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Sobre esos miles de muertos, desaparecidos y torturados se domesticó la protesta; de ahí que, en estos últimos años, aparece esta izquierda bien presentada, de saco y corbata, que prescinde del incendiario discurso de años atrás y que ve en la labor política en el marco de las democracias representativas el campo -a veces el único campo- de posible trabajo político.

¿Un nuevo escenario o más de lo mismo?

Luego de los años de dictadura y de terror que barrieron Latinoamérica, el retorno de las raquíticas democracias que tiene lugar para la década de los 80 del siglo pasado puede ser sentido como un importante paso adelante. Aunque sean democracias de cartón, vigiladas, condicionadas absolutamente, sin la más mínima posibilidad de alterar la estructura real de poder de cada país, luego de la monstruosa tormenta vivida con las guerras civiles pueden ser consideradas como un momento de calma. Y muchas expresiones de la izquierda, por desconcierto, por agotamiento, por oportunismo o por considerarlas un paso táctico en una lucha que no se da por perdida, comenzaron a aprovechar esos resquicios de las democracias formales.

De todos modos debe quedar claro que los sistemas políticos que brindan esas democracias representativas constituyen un espacio más, uno de tantos, en una estrategia de construcción revolucionaria, pero no más que eso, y se debería ser muy precavido respecto a los resultados finales que las luchas en esos ámbitos pueden traer para una verdadera transformación estructural. Los movimientos insurgentes que, desmovilizados, pasaron a la arena partidista con su actual nuevo perfil de «presentables bien portados con saco y corbata», no han logrado grandes transformaciones reales en las estructuras de poder contra las que luchaban armas en mano tiempo atrás (veamos el caso de las guerrillas salvadoreñas o guatemaltecas, por ejemplo, o el movimiento M-19 en Colombia). ¿Fueron «traidores» sus dirigentes? Insistamos una vez más (aunque no lo acometamos en este trabajo) con la necesidad de revisar conceptos básicos del marxismo: ¿qué significa «revolucionar» una sociedad? ¿Por qué pareciera que es tan fácil, o al menos se repite tanto la «traición» de las dirigencias? ¿No habrá que replantear -con un hondo sentido crítico constructivo, obviamente- el tema del sujeto humano y el poder? ¿Cómo es posible que se reitere tanto esto de las «traiciones»? Lo cual lleva a pensar que se debe abordar el análisis con nuevos instrumentos conceptuales; la categoría de «traición», quizá, sigue estando cargada de la antinomia «bueno-malo», probablemente desechable. Los «imprescindibles» que llegan hasta el fin en realidad son pocos, más bien rara avis. ¿Se trata de buscar super hombres al modo del Che Guevara para garantizar las revoluciones? ¿Y qué pasa si no aparecen esos líderes casi mesiánicos? Dejamos indicado una vez más la necesidad de revisar algunos postulados básicos de la izquierda: para el caso, la relación de las vanguardias con las masas.

Lo que está claro es que en el escenario de esta post Guerra Fría luego del derrumbe del Muro de Berlín, con el papel hegemónico unipolar que ha ido cobrando Estados Unidos y su plan de
profundización de poderío global, Latinoamérica es ratificada en su papel de reserva estratégica. Ante la desaceleración de su empuje económico (el imperio no está muriéndose, pero comienza a ver amenazado su lugar de intocable a partir de nuevos actores más pujantes como la República Popular China, en menor medida la Unión Europea, o las grandes nuevas economías emergentes), el área latinoamericana es una vez más un reaseguro para la potencia del Norte, apareciendo ahora como obligado mercado integrado donde generar negocios, proveedor de mano de obra barata y fuente de recursos naturales a buen precio (o robados), por supuesto bajo la absoluta supremacía y para conveniencia de Washington, y secundariamente de los pequeños socios locales, las tradiciones aristocracias criollas. De esa lógica se deriva la nueva estrategia de recolonización que se dio en años recientes con los Tratados de Libre Comercio.

En realidad la iniciativa de esta absoluta liberalización comercial representa un proyecto geopolítico de Washington que, aunque comience con la creación de una zona de «libre» comercio para todos los países del continente americano, busca en realidad el establecimiento de un orden legal e institucional de carácter supranacional que permitirá al mercado y las trasnacionales estadounidenses una total libertad de acción en todo el área, en cuenta Latinoamérica como su ya tradicional área de influencia donde nadie puede entrar («América para los americanos» sentenciaba la doctrina Monroe. Del Norte, claro está). Los marines, por supuesto, son la garantía final.

Con la firma de estos acuerdos -para nada muy «libres» que se diga- los países que los suscriban deben «constitucionalizar» los arreglos surgidos de esas normativas, viendo así debilitada su capacidad de negociación y debiendo renunciar a su soberanía en la implementación de políticas de desarrollo. ¿Quién podría creer que pequeñas economías como Bolivia, Haití o incluso Colombia, por ejemplo, negocian de igual a igual con el gigante Estados Unidos? ¿De qué libertad se habla ahí?

Dicho en forma muy sintética el ALCA, aunque no se haya firmado como originalmente estaba planteado reemplazándose por acuerdos bilaterales o regionales (el RD CAFTA, por ejemplo) apunta a los siguientes temas básicos: 1) Servicios: todos los servicios públicos deben abrirse a la inversión privada, 2) Inversiones: los gobiernos se comprometen a otorgar garantías absolutas para la inversión extranjera, 3) Compras del sector público: las compras del Estado se abren a las transnacionales, 4) Acceso a mercados: los gobiernos se comprometen a reducir, llegando a eliminar, los aranceles de protección a la producción nacional, 5) Agricultura: libre importación y eliminación de subsidios a la producción agrícola, 6) Derechos de propiedad intelectual: privatización y monopolio del conocimiento y las tecnologías, 7) Subsidios: compromiso de los gobiernos a la eliminación progresiva de barreras proteccionistas en cualquier ámbito, 8) Política de competencia: desmantelamiento de los monopolios nacionales, 9) Solución de controversias: derecho de las transnacionales de enjuiciar a los países en tribunales internacionales privados. Según expresara con la más total naturalidad Colin Powell, ex Secretario de Estado de la administración Bush (hijo): «Nuestro objetivo con el ALCA es garantizar para las empresas americanas el control de un territorio que va del Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ningún obstáculo, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio.»

Pero ahí está la fuerza de las izquierdas, políticas y sociales: unirse como bloque regional. Esa unión, que no es un proyecto de expropiaciones precisamente, no deja de resultar una piedra en el zapato para la geopolítica del imperio.

Uno de los primeros movimientos que se dio el ALBA fue, justamente, el proyecto Petrocaribe, que consiste en suministrar crudo venezolano a precios preferenciales y con facilidades financieras para la región centroamericana. Las luces de alarma se encendieron inmediatamente en Washington. Cuando, por ejemplo, en el 2009 el presidente hondureño Manuel Zelaya coqueteó con esa idea, inmediatamente fue reemplazado con un golpe de Estado (no cruento, sino de nuevo tipo, tal como hace unos años viene ensayando el gobierno estadounidense: los golpes «suaves», en su nueva terminología).

Si bien la propuesta original del ALCA a nivel continental no se implementó como algunos años atrás habían planificado los técnicos de Washington, eso no impidió que se pusieran en marcha otros mecanismos alternos de desunión y nueva postración de cada país: se firmaron por toda la región tratados comerciales bilaterales, al par que se daban todas las facilidades necesarias para la instalación de nuevos destacamentos militares norteamericanos. Nunca como hoy Latinoamérica estuvo penetrada de bases estadounidenses. ¿Puede acaso cada una de las débiles economías latinoamericanas, incluida la más grande del área, la brasileña, negociar en un pie de igualdad con el gigante del Norte? Sin dudas que no. ¿Pueden, o quieren, negociar con dignidad los gobiernos latinoamericanos y las oligarquías a quienes representan, como países autónomos, y rechazar las imposiciones de Washington? Sin dudas que no. ¿Pueden las actuales tibias izquierdas en el poder fijar nuevas perspectivas? Eso es, justamente, lo que abre un nuevo escenario.

A las imposiciones de «libre» comercio impulsadas por el gobierno de Estados Unidos se unen las iniciativas militares de la gran potencia y los nuevos demonios que circulan la región preparando el escenario para eventuales futuras intervenciones bélicas: la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo internacional. A partir de estos nuevos fantasmas, las fuerzas armadas estadounidenses profundizan su presencia en el subcontinente. Ahí está el Plan Colombia y su intento de extirpar a los movimientos guerrilleros colombianos FARC y ELN -que controlan un tercio del territorio nacional-, y base de operaciones para una nada improbable intervención contra la Revolución Bolivariana en Venezuela (el Plan Balboa, ya listo y a la espera de ser efectivizado en algún momento). Ahí está la enorme base -con capacidad para 16.000 soldados- creada en Paraguay (para asegurar el acuífero guaraní, principal reserva de agua dulce del planeta, y el gas boliviano); ahí están el reguero de bases por toda el área, los ejercicios provocativos en aguas del Caribe (léase: demostración contra Cuba y Venezuela), las bases en la Patagonia argentina. Si el gigante del Norte está en decadencia, en la región latinoamericana su presencia no ha desaparecido; quizá por ese mismo declive el tradicional «patio trasero» sale más perjudicado que nunca, dado que es su retaguardia. En un futuro no muy lejano, el petróleo que a Washington se le podrá complicar en Medio Oriente sin dudas saldrá de América Latina. Y el agua dulce también, así como minerales estratégicos, o los biocombustibles.

¿Hacia una nueva relación Estados Unidos-Latinoamérica, o «más de lo mismo»?

Latinoamérica es la región del orbe con mayor inequidad; sus diferencias entre ricos y pobres son mayores que en ninguna otra parte. Con los planes de achicamiento de los Estados y las recetas neoliberales que la atravesaron estas últimas décadas, la exclusión social creció en forma agigantada: en los inicios de la década del 80 había 120 millones de pobres, pero esta cifra aumentó a más de 230 millones en los últimos 20 años, y de ellos más de 100 millones son población en situación de miseria absoluta. Así como creció la pobreza, igualmente creció la acumulación de riquezas en cada vez menos manos. El caso casi anecdótico del mexicano Carlos Slim (la persona más adinerada del mundo en la actualidad) es un elocuente símbolo de esa tendencia. La deuda externa de toda la región hipoteca eternamente el desarrollo de los países, y sólo algunos grandes grupos locales -en general unidos a capitales transnacionales- crecen; por el contrario, las grandes masas, urbanas y rurales, decrecen continuamente en su nivel de vida. Lo que no cesa es la transferencia de recursos hacia Estados Unidos, ya sea como pago por servicio de deuda externa o como remisión de utilidades a las casas matrices de las empresas que operan en la región.

Como contrapartida de este enriquecimiento de muy pocos, las masas trabajadoras han retrocedido en derechos mínimos: sus salarios son equivalentes a lo que recibían 30 años atrás al mismo tiempo que han perdido conquistas ganadas en décadas de lucha en el transcurso del siglo XX. Se han envilecido o perdido la estabilidad laboral, la negociación colectiva, los seguros sociales, el derecho a la sindicalización. En el campo se encuentran situaciones de tanta precariedad como a principios del siglo pasado y el éxodo ilegal hacia Estados Unidos como recurso último de salvación se agiganta día a día, pese a la crisis financiera que atraviesa el país del Norte. En ese marco de retroceso social han aparecido nuevos elementos, sin dudas ligados indirectamente a las políticas neoliberales: aumento de la narcoactividad y del crimen organizado, creciente delincuencia y clima de violencia urbana, explosión de niñez desprotegida que termina viviendo en la calle. No son infrecuentes los casos de esclavitud encubierta así como el turismo sexual, las adopciones ilegales de niños por familias del Norte, las pandillas juveniles armadas y violentas, el aumento escandaloso del trabajo infantil, todos ellos síntomas de un deterioro social y humano explosivo.

Ante todo este desolador panorama -en algún sentido nada distinto en Latinoamérica de lo que la caída del socialismo soviético permitió por parte del gran capital transnacional en todas las latitudes del mundo, incluido el Norte desarrollado-, y después de unos primeros años de repliegue del campo popular producto del terror dejado por las guerras sucias, vemos en los últimos años del pasado siglo y en los primeros del presente nuevas oleadas de luchas. Independientemente que las llamemos «socialistas» o no, son luchas con un claro signo popular, reivindicatorio, antiimperialista. He ahí el ejemplo más vivaz de la izquierda social que, como decíamos, no siempre se ve correspondida por las izquierdas políticas.

Aunque no hay en la actualidad una clara propuesta articulada de proyecto político transformador -como lo hubo décadas atrás, a partir del que se desatara la salvaje represión ya mencionada-, las luchas populares continúan. Es más: en estos últimos años se van viendo incrementadas. Ya son varios los presidentes -De la Rúa en Argentina, Bucaram, Mahuad y Gutiérrez en Ecuador, Sánchez de Losada y Meza en Bolivia- removidos de sus cargos producto de esas movilizaciones al no dar respuestas a los acuciantes problemas sociales. Y vuelve a hablarse sin temor de antiimperialismo, de la política exterior y del gobierno de Estados Unidos como «enemigos». De todos modos, toda esa efervescencia, por sí sola no constituye un proyecto revolucionario en sí mismo. Pero es un germen, sin dudas. De ahí que para la estrategia hemisférica de Washington este alza en las protestas constituye siempre un foco de preocupación.

Las actuales administraciones políticas con talante izquierdizante a que asistimos en Latinoamérica (izquierdas no cuestionadoras de la estructura del sistema, repitamos), sin ser «traidoras» a la causa revolucionaria en sentido estricto (¿quién y desde dónde dice eso?), están en una situación ambigua. Llegaron al poder con el apoyo popular, pero su proyecto no es gobernar en función de un cambio profundo. Ninguno de estos presidentes ha hablado, por ejemplo, de suprimir la propiedad privada. De todos modos no son descarnados neoliberales sentados sobre las bayonetas de dictaduras militares: representan propuestas con una «tendencia social», con una «preocupación social» (digámoslo con ese neologismo), y por tanto tienen en el gran capital estadounidense, les guste o no, su gran enemigo. Pero su misma ambigüedad no les permite ir abiertamente contra él. De hecho, en una relación de marchas y contramarchas no exenta de tensiones, la misma administración republicana de la Casa Blanca ha alabado en más de un caso a estas izquierdas alineadas (y las seguirá alabando, siempre y cuando continúen pagando la deuda, no impidan seguir ganando cantidades siderales de dinero a las empresas estadounidenses y le abran sus puertas a las fuerzas armadas del Pentágono). Esas izquierdas, si no se quitan el «saco y la corbata», seguirán siendo bendecidas por el imperio.

Pero hay otras izquierdas que hacen gobierno desde otra perspectiva: Cuba, o recientemente Venezuela con su Revolución Bolivariana. Justamente por ello son el blanco de ataque del gran capital y de todas las administraciones estadounidenses. Jamás serán bendecidos; al contrario, están en la mira de los cañones imperiales. En el caso de Venezuela, principal reserva de petróleo del mundo, su situación podría llegar a resultar trágica incluso (¿un nuevo Irak?). El socialismo del siglo XXI y esas reservas son demasiada provocación para la élite de la gran potencia.

Lo que sí preocupa a Washington, ahora tanto como en todo el transcurso del siglo XX, es el movimiento popular, la organización de base. Las izquierdas que ocupan aparatos de gobiernos pueden ser más manejables; las masas, no tanto.

Por eso, como parte de una política que no ha cambiado en lo sustancial en los últimos cien años, la opción militar nunca ha desaparecido. Si bien es cierto que hoy por hoy en la estrategia hemisférica de Estados Unidos no son necesarias las dictaduras militares como lo fueron durante el auge de la Guerra Fría en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional, en estos últimos años las frágiles democracias latinoamericanas han permanecido siempre vigiladas por la atenta mirada castrense. Pero no la de las fuerzas armadas vernáculas, sino directamente por militares del norte. Y cuando fueron necesarias intervenciones -el «golpe suave» de Honduras, por ejemplo, o los intentos de desestabilización que tuvieron Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador- permiten ver que la opción militar, disfrazada quizá, o con ropajes nuevos, nunca ha desaparecido.

Distintos documentos de la política exterior a largo plazo y planificación estratégica de Washington reafirman tanto su supuesto derecho a intervenir en la región (su eterno «patio trasero»), así como la apelación a la acción armada toda vez que lo estime necesario. Tanto el «Documento Santa Fe IV ‘Latinoamérica hoy'» -clave filosófica de los actuales halcones republicanos que son quienes realmente fijan la política exterior- como el «Documento Estratégico para el año 2020 del Ejército de los Estados Unidos» o el Informe «Tendencias Globales 2015» del Consejo Nacional de Inteligencia, organismo técnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), presentan las hipótesis de conflicto social desde una óptica de conflicto militar, completamente. La reducción de la pobreza y el combate contra la marginación recogidas en la ambiciosa (y quizá incumplible en los marcos del capitalismo) agenda de los «Objetivos y Metas del Milenio» de Naciones Unidas es algo que no entra en los planes geoestratégicos del imperio. Al que proteste, palo; no hay otra respuesta. Y los recursos naturales ubicados en Latinoamérica (petróleo, agua dulce, biodiversidad de sus selvas y minerales estratégicos) son considerados como propios. Por supuesto que a quien proteste: también palo. El Plan Colombia, las estrategias de Tres Fronteras, Alcántara, Misiones, Cabañas 2000, la Iniciativa Regional Andina o la cohorte de bases militares por toda la región, entre otras cosas, nos lo recuerdan.

El principal enemigo de Washington siguen siendo los movimientos populares, lo que podríamos llamar la izquierda social y no tanto las izquierdas políticas (hoy, al ocupar posiciones de gobierno, fieles pagadoras de la deuda externa y preocupadas, más que nada, por salir en televisión). Según el referido informe de la CIA: «Tales movimientos se incrementarán, facilitados por redes transnacionales de activistas de derechos indígenas, apoyados por grupos internacionales de derechos humanos y ecologistas». El «papel amenazante a la estabilidad regional» (léase: amenaza a los intereses de la oligarquía estadounidense), según esta lógica, está dado por «organizaciones sociales, pueblos indígenas y organismos no gubernamentales de derechos humanos y ambientalistas»; a lo que, como parte de una bien articulada propuesta de manipulación informativa, se suman el «narcotráfico» y el «terrorismo internacional» (hasta las pandillas juveniles -las famosas «maras»- están ligadas a Al Qaeda, según esta orquestación). De hecho, aunque resulte risible, en algún momento el gobierno estadounidense habló de la presencia de escuelas coránicas de fundamentalistas musulmanes en la triple frontera argentino-brasileño-paraguaya, justamente donde está la enorme reserva de agua dulce apetecida por la estrategia imperial. ¿Es el principal problema de Latinoamérica la violencia delincuencial que se vive en casi todos los países, o eso es un efecto de la pobreza estructural? O más aún: ¿cuánto hay de manipulación mediática en todo el fenómeno?

Las actuales izquierdas que gobiernan algunos países latinoamericanos no son la principal fuente de preocupación del imperio; pero sí la idea de unión que entre ellas se podría dar. El fantasma de la integración latinoamericana sí inquieta.

Como bien lo dijo el premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel: «el único país que tiene un proyecto estratégico para América Latina, lamentablemente, es Estados Unidos, y no es, precisamente, el que necesita nuestro continente».

Las actuales propuestas de profundización del ALBA, y eventualmente su complemento, el CELAC, constituyen una interesante iniciativa en la dirección de la integración hemisférica con un sentido social. Las mismas pretenden fundamentarse en la creación de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Se basa en la creación de Fondos Compensatorios para corregir las disparidades que colocan en desventaja a las naciones débiles frente a las principales potencias; otorga prioridad a la integración latinoamericana y a la negociación en bloques subregionales, buscando identificar no solo espacios de interés comercial sino también fortalezas y debilidades para construir alianzas sociales y culturales. Como sintetizó el presidente Chávez el corazón de todo esto: «Es hora de repensar y reinventar los debilitados y agonizantes procesos de integración subregional y regional, cuya crisis es la más clara manifestación de la carencia de un proyecto político compartido. Afortunadamente, en América Latina y el Caribe sopla viento a favor para lanzar el ALBA como un nuevo esquema integrador que no se limita al mero hecho comercial sino que sobre nuestras bases históricas y culturales comunes, apunta su mirada hacia la integración política, social, cultural, científica, tecnológica y física».

«Hay una alianza izquierdista y populista en la mayor parte de América del Sur. Esta es una realidad que los políticos de Estados Unidos deben enfrentar, y nuestro mayor desafío es neutralizar el eje Cuba-Venezuela», escribió algunos años atrás Otto Reich, ex secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, en el artículo titulado «Los dos terribles de América Latina», en la revista derechista estadounidense NationalReview. No era esa sólo la opinión en solitario de un funcionario de la administración Bush; por el contrario habla de la verdadera política de los halcones de la Casa Blanca hacia la considerada su natural zona de influencia. Y son ellos, su estrategia como clase, los que realmente fijan la dirección del imperio, más allá que la administración de turno sea republicana o demócrata.

Ahí están las claves de la relación del imperio con sus súbditos. Una nueva izquierda remozada, que dejó atrás las armas de la guerrilla, que no habla de confiscaciones y poder popular (porque no puede, porque se quebró, por ambas cosas, etc.) es tolerable. Incluso, como parte de las dinámicas del interjuego político, hasta deseable en la lógica de dominación; es una manera de demostrar que aquellos «sueños juveniles» del socialismo eran irrealizables, y ahora, sin barba y bien peinados, estos nuevos funcionarios ratifican «el fin de la historia». Lula, el ahora ex presidente de Brasil, lo dijo sin pelos en la lengua: «socialismo moderado, dejando atrás los sueños juveniles».

Pero cuando las relaciones se plantean de igual a igual, cuando la dignidad no se negocia, vuelven a sonar los tambores de guerra por parte de la gran potencia. Esa matriz no ha cambiado. La historia tampoco ha terminado, y de lo que se trata es de ver cómo esa izquierda social (movimientos indígenas, campesinos sin tierra, desocupados, insurgentes que no se han resignado, lo que para Washington continúan siendo las «amenazas a la estabilidad regional», y lo que quede de clase obrera organizada, movimientos de mujeres, intelectuales progresistas) puede articularse en una propuesta de integración regional, de Patria Grande, como pretendió Bolívar. En un mundo de globalización, de grandes bloques y políticas a escala planetaria, la izquierda social, la izquierda desde abajo, popular, sólo unida puede enfrentarse con posibilidades de éxito al todavía poderoso imperio estadounidense.

febrero 8, 2012   ningún comentario

La revolución educativa y el amor sin tregua o más de lo mismo

Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)

Parece ser que el fin del mundo, no el mental sino el del todo, el material, el físico, el estelar, el metafísico llega el 21 de diciembre de este mismo año. Lo dijeron los mayas y ahora sus raros descendientes…

Pero para entonces Rajoy habrá tenido que lograr el pleno empleo, Aznar aprendido inglés, González ser socialista y Urdangarín arrebatado el trono a Felipe en un golpe de mano de Nóos.
A mí no me preocupa. Siempre pensé que el fin del mundo llega de todos modos para quien se muere, y por otro lado si eso va a ser así, estamos ante un privilegio que nadie conocido ha tenido hasta ahora. Asistir al mejor espectáculo del mundo jamás visto, agotados todos los temas de todas las parrillas de todas las televisiones y ya sin esperanza de que haya salido para entonces el iPad3, este detalle de semejante hecatombe es inapreciable y no deja de ser digno de agradecer.

enero 4, 2012   ningún comentario

El intelectual malvado de ciudad

Tito Alvarado
A fines del año 2008 se ha hecho visible un proceso que venía de antes, el quiebre, que puede ser definitivo, del sistema. Cuando son ellos los que pierden se le llama crisis, pero cuando son millones los pobres aumentando en número y en pobreza, esas cifras de seres humanos en la constante frustración y única procupación de pasar el día, no cuentan. Esta crisis se prolongará por todo el año 2009 y nadie nos puede decir que no seguirá creciendo en el 2010. Las cifras en contra y sus nefastas consecuencias irán aumentando con los sacrificios y dramas que ello significa para varios miles de millones de seres humanos y también para la naturaleza en todo el planeta.

En este periodo, entre muchas malas noticias, tendremos tres constantes:
una, la política de políticos fuera de la realidad con soluciones de parche en sus intentos desesperados por mantener el control y los privilegios. Surgirán otras visiones aportando soluciones de fondo, nada indica que vayan a ser escuchadas o que tengan la audacia de encontrar la fórmula que permita sumar caudales de cambio;
dos, la efervescencia social, desde los efuerzos individuales por sobrevivir hasta la lucha organizada en pequeños grupos o en grandes frentes. Los primeros recurrirán a vender todo lo que les sea posible vender, incluído su propio cuerpo, o trabajar en oficios “inusuales”, por decir algo que se aproxime, y hasta trabajar por lo justo para sobrevivir. Se perderán los sueños y la vergüenza. Los que vean en la organización entre iguales su tabla de salvación, deberán recurrir a la imaginación y a la presión para no retroceder en dignidad y mantener la esperanza y la solidaridad: ollas comunes, manifestaciones y protestas. Si lograran avanzar y convertirse en una fuerza que amenace el sistema, el poder echará mano a sus aparatos armados para acallarlos;
tres, la violencia, un factor de desquilibrio que estará presente en todas sus formas, grados y niveles sociales. Quizá la principal sea la delincuencia común expresada en robos menores, asaltos, secuestros y muertes por unos pocos pesos, pero también estará presente el asesinato de familias completas, luego el suicidio del asesino y la policía reprimiendo a quienes manifiestan su descontento. En menos medida podrá darse que exista un incremento de las bandas, los paramilitares y hasta la posibilidad de rebeliones armadas.

Hasta la fecha, mucho del drama actual, es el producto de decisiones nefastas tomadas en oficinas y aceptadas por el fatalismo de que cada uno se siente casi nada ante el poder de quienes deciden. Esto ha cambiado y seguirá cambiando. La crisis del sistema se produce por una serie de diversos factores acumulados, hasta que el sistema financiero, económico y de dominio llega a un callejón sin salida, sumado a los otros callejones sin salida que son los cambios climáticos, la crisis alimentaria y la crisis energética, producirá un cambio en la cultura. La crisis desterrará muchos falsos valores, que han sido los cimientos del sistema.

Toda crisis es un momento de quiebre en que conviven las señales de muerte de lo viejo y las señales incipientes de lo nuevo, sin que necesariamente signifique que de toda crisis surge algo completamente nuevo, pues los seres humanos en su lucha y unidad, su necesidad del otro y a la vez rechazo, actúan por intereses: unos para no perderlos, otros para obtenerlos. De esta lucha y unidad de contrarios que se necesitan a veces surge la ilusión de que avanzamos, que algo profundo ha cambiado para que luego todo vuelva a lo mismo en escala superior. Salvo que en esta crisis hay factores nuevos, y por lo mismo, posibilidades de que todo caíga y que de esos escombros se levante algo radicalmente distinto. En realidad lo de hoy es una crisis de civilización, un dilema en que o asumimos el cambio y salvamos la vida en el planeta o el no cambio terminará matándonos a todos.

Reafirmando la idea anterior puedo decir que esta crisis nos habla con estruendo del derrumbe de lo que se tenía por seguro, con desesperación de lo no funciona, pero no acaba de morir, de lo que podría venir, pero no acaba de nacer. En tiempos de crisis conviven dos visiones fundamentales: una que se esfuerza por salvar lo que está en crisis y otra que propicia una ruptura total, el comienzo de algo nuevo. Por lo tanto veamos a toda crisis como una oportunidad de avanzar hacia nuevas fronteras, una oportunidad para implementar cambios.

La crisis, en tanto quiebre y apertura, redimensiona los espacios públicos y privados. Cada ser humano se verá confrontado a su esencia y está se manifestará de acuerdo a las leyes internas que mueven su ser. Su interacción con otros en los mismos apuros dará como resultado una situación que podemos denominar: crisis cultural.

Entiendo que hay una ley universal que mueve a los seres humanos: la ley del menor esfuerzo, como también existe una fatalidad que me atrevo a llamar de efecto retardado; tenemos en la cabeza imágenes de las diversas realidades generadas en un ayer y en base a ellas respondemos a las situaciones presentadas en un hoy, por lo tanto algunas respuestas aparecen desfasadas en el tiempo. Cambia la realidad mucho más rápido que nuestra capacidad de responder ante lo nuevo.

Para hablar de crisis basta ver las cifras de cientos de miles de personas que pierden sus empleos y los estragos que esta situación produce. Otros querrán que veamos las grandes compañías declarando la bancarrota y/o cerrando definitivamente. Yo no me ocuparé de ellas, pues éstas han estado siempre en guerra unas contra otras, en guerra contra sus trabajadores, en guerra por los mercados, que pierdan ahora unas cuantas no me dice otra cosa que no sea una aceleración del descalabro que a diario crean. Ahora les toca a algunas más, eso es todo. En eso no hay drama, el drama es la gente que pierde su modo de vida, su esperanza y se queda con la única certeza de que ya no tiene futuro.

La cultura como palabra acepta muchos significados, por ello es imprescindible que nosotros fijemos cual significado le damos y facilitar con ello el entendimiento. Cultura es la acumulación y lucha de valores morales, ideas, representaciones y resultados materiales de un conjunto humano determinado, en un espacio y un tiempo determinados.

En tiempos de crisis la cultura toda está en crisis, pues los valores morales, las ideas, las representaciones, los resultados materiales han perdido su base de sustentación. Salvo que primero ocurren los hechos, luego, como en cámara lenta, los seres humanos procesamos internamente, para luego exteriorizar los hechos que produjeron la crisis y los hechos que la crisis produce. Se da un tiempo en que cada cual sigue estando en el tiempo que ya no existe mientras la descomposición avanza. En este espacio tiempo vital, es cuando algunas mentes ven más lejos y nos entregan sus luces, poco importa que no todos tengamos las capacidades para escucharlos. Es también en este tiempo que quienes nos ocupamos de hacer un trabajo cultural nos enfrentamos al dilema: sucumbir a la desesperación, al juego fácil de entretener o asumir el desafío de ser crítica mortal, de señalar un camino haciéndolo florecer en las mentes, de proyectar los mejores valores humanos, que siempre están más allá de toda religión o de todo pequeño interés político. Es en este periodo en que podemos dar saltos de calidad en nuestro trabajo afirmándonos en la realidad para apoyar la conciencia humana, para alentar la sobreviviencia, para proyectarnos como humanidad toda.

Tres asaltos a la realidad

Hemos definido el sentido que le damos a la palabra cultura, definición que puede ser compartida, discutida o hasta negada, sin embargo eso no quita que aquí reafirme esa definición para aplicarla a la comprensión de lo que es el momento actual y lo que la crisis significa para el trbajo cultural.

En tiempos normales hay una cultura general, al interior de la cual sobreviven y luchan varias subculturas. En tiempos de crisis hay dos culturas en lucha: la que está en crisis y la que se anuncia más las otras subculturas que también tienen el mismo dilema, pero en forma ampliada. Todas ellas conforman una sola.

Por razones de espacio hablaremos de la cultura dominante, desde tres asaltos:

Primer asalto: crisis en la cultura
En estos momentos, a nueve años del inicio del tercer milenio, la crisis financiera afecta los super bancos y la bolsa, esto produce una crisis en la economía que afecta las grandes compañías y esta se refleja en el estado, la comuna, la familia y las personas. Lo primero que se pierde es la confianza, luego vienen los estragos de la pérdida de empleos y la paulatina alteración de la “normalidad”. Las condiciones para la crisis venían creándose lentamente desde mucho antes en una forma imperceptible. Es el mismo sistema el que crea los monstruos de su propia destrucción. Para existir, el estado de cosas en que unos pocos imponen reglas en su propio beneficio, necesita de la ilusión.

Son varios cientos de millones los seres humanos que no saben leer, son varios miles de millones los que sabiendo leer, no leen. Somos varios millones de escritores intentando acaparar un público sin un plan coordinado para impulsar la lectura. Somos una especie en vías de extinción. Nosotros intentamos poner ideas en circulación, abrir puertas a diversas posibilidades, ampliar el horizonte de espectativas, mostrar distintas realidades. El sistema, por medio de sus aparatos de dominación ideológica, proyecta una justificación de cada uno de sus actos dando “moralidad y aceptabilidad” a lo inmoral desde el punto de vista de las necesidades y potencialidades de la sociedad humana. Es inmoral el hambre, la desnutrición, la falta de educación, la indigencia, la pobreza, la explotación irracional de los recursos del planeta, la extincion de especies, la contaminación ambiental, pero mucho más inmoral e irritante es la desmezurada riqueza en manos de unos pocos mientras los muchos viven en condiciones infrahumanas.

Esto señala una crisis en la acumulación y lucha de valores morales, ideas, representaciones y resultados materiales de un conjunto humano determinado en un espacio y un tiempo determinados, es decir una crisis en la cultura, y se expresa de muchas formas, una de ellas es el elitismo, el escapismo, la puesta en marcha de mafias, la masificación de la chabacanería, etc. La mayor crisis de la cultura es que los seres humanos ya no pueden vivir como vivían, pero no asumen la audacia del cambio.

Segundo asalto, cultura de la crisis

La crisis de la cultura crea una cultura de la crisis, una forma en que cada uno de nosotros se enfrenta a la mortificante realidad. Por mucho que esta no nos afecte en la misma medida que a quien tenía un trabajo y hoy no lo tiene ni tiene esperanza de tenerlo a corto plazo. Analizar como funcionan las respuestas es imposible sin que vayamos a lo más general. Puede haber tantas respuestas como individuos, pero invariablemente hay dos caminos en la interacción de los seres humanos en sociedad: o se encierran en un progresivo aislamiento, autosensura, mutismo, evasión, locura, etc; o se abren a respuestas colectivas, movilizaciones, protestas, sindicatos, grupos de presión, etc. Estas respuestas generales podemos ponerlas bajo la lupa de cuatro constantes;

a) la sobrevivencia

En tiempos “normales” los estragos del sistema están ahí, ya sea en estado latente o en resultados palpables, como también están presentes los mecanismos ideológicos que nos empañan la visión o vuelven invisible lo obvio. En esos tiempos hay espacio para soñar, pero no hay los apremios de hacer posible esos sueños, la ideología nos dice que todos los sueños pueden ser, pero no hay apuro. En estos tiempos de crisis hay una necesidad imperiosa de soñar, en el entendido de que el sueño es vislumbrar aquello que está más allá y que nos alienta en la vida, pero no hay tiempo para hacerlo realidad. La lucha por la sobrevivencia abarca todo nuestro espectro de preocupaciones. De vivir con una meta, un horizonte para un mañana, pasamos a vivir el momento sin otras preocupaciones que resolver las urgencias de sobrevivir.

Sobrevivir es la corrupción de la vida, es la menos vida, que nos deshumaniza y destruye la capacidad de vernos en otra realidad. Esta deshumanización destruye nuestras capacidades de respuesta y nos adentra en los torbellinos de vivir al día ocupados de nosotros mismos;

b) la evasión
Ante la realidad que ha cambiado tan abruptamente y tan en contra, cada ser humano tiene mecanismos que le permiten remontar las aguas torrentosas, en unos puede ser la evasión, en otros, los menos, la creación. Todos necesitamos un momento de alejamiento, de soledad, de ensimismamiento, de disfrute de aquello que nos eleva en la ensoñación, de instantes sin preocupaciones. La diferencia está en que para cada uno, estas necesidades de descanso y carga espiritual son distintas, absolutamente individuales y dependen en mucho de lo que cada cual ya tiene en su interior. Quien tiene menos vida interior tiene menos mecanismos de defensa para enfrentar con integridad la crisis y en general será presa facíl de quienes convertirán estas necesidades en negocio: el esparcimiento sin contenido, la vanalidad como un valor, el ocultamiento de la realidad, la cosificación del cuerpo humano, la drogadicción, el alcoholismo, el juego y otros “escapes”;

c) el imaginario

La realidad a diario nos muestra su superioridad en relación a la ficción. El imaginario, en su proyección interna, en su manifestación personal; en su proyección social, en su manifestación abierta hacia lo público, depende de la realidad. La realidad es tanto lo que hay en un momento dado como la suma de lo que hubo y sobre todo lo que cada cual percibe como realidad. La realidad es también el hecho de que alguien la asuma como tal. Por lo mismo pueden convivir en un tiempo y espacio dado múltiples realidades no asumidas y realidades asumidas que no son tal. Por otra parte tomamos como realidad imágenes que vemos ya sea de presencia propia o por medio de informantes, que no muestran todo, que manipulan, que dosifican lo real de acuerdo a necesidades e intereses externos. Este cuadro de realidades parcialmente vistas, parcialemnte asumidas, parcialmente creídas, parcialmente negadas son nuestra realidad y es tan aplastante, tan invasiva, tan superior a la pequeñez de cada uno, que es asumida como superior a la imaginación.

Un estudio más profundo nos dirá que la superioridad de la realidad es menos cierto de lo que parece, en parte depende de una incapacidad humana: no podemos describir algo que no hayamos visto. Este detalle de fuerza mayor nos deja en la imposibilidad de que nuestro imaginario sea superior a la realidad, pues cuanto imaginemos o asumimos como ficción será siempre una suma de pequeñas piezas de la realidad, habilmente unidas para que parezcan como más allá de las realidades que la generaron.

En una crisis la deshumanización se amplifica. La realidad se torna mucho más invasiva hasta hacerse insoportable. En parte se pierde la capacidad de sorprenderse. En la medida de que ya no distinguimos claramente lo real, el imaginario se atrofia. El accionar deshumanizado de los seres humanos, produce una mayor deshumanización y desnaturaliza completamente al ser humano, incluídos los espacios para imaginar algo distinto y las capacidades para ponerlo en práctica;

d) la proyección
Solamente los locos, entre los que podemos distinguir a políticos audaces, aves raras cuya existencia a diario se pone en duda; a creadores fuera de serie, que no siempre son los que más venden o los más populares o bien considerados por la crítica; a personas justas, solidarias, de alma pura, pueden ver hacia adelante y mencionar lo que nadie se ateve a decir pues se lo impiden los convencionalismos. Estos locos no son los que podemos encontrar en los centros de “salud mental” o a la cabeza de grandes empresas, bancos, partidos políticos o estados. Hablo de quienes proyectan lo que viene, lo que puede ser, sin pedirnos nada a cambio ni mucho menos aplastarnos con sus decisiones. Son los adelantados que nadie escucha hasta que el mercado los hace vendibles o las terribles urgencias y necesidades humanas los imponen con sus soluciones.

Se da la paradoja de que la proyección, la capacidad de ver y presentar alternativas hacia otras posibilidades, hacia otras soluciones, hacia otras realidades, siendo lo más necesario, se hace un bien escaso y cuando aparece nadie le presta la debida atención, pues estamos ocupados en salvar lo poco que nos queda.

En este espacio tiempo en que todo, absolutamente todo, está en duda, no son los políticos, los banqueros, los “hombres de negocio”, los guías espirituales ni los técnicos ni los burócratas quienes nos sacarán del marasmo. Miles de seres humanos haciendo política en sus urgencias, intentado cambiar su destino y los creadores mostrando lo que está más allá de la realidad serán los encargados de apoyar este despertar. La proyección es un camino de liberación y una labor cultural titánica imprescindible.

Tercer asalto, la cultura en la crisis
Ya hemos visto que en una crisis es la cultura la llamada a jugar un papel más allá del ego o de las leyes del mercado. Para que ese rol le sea posible ha de hacerse un trabajo cultural que a la vez sea crítica mortal y proyecte un mundo distinto, alcanzable poniendo en tensión las capacidades humanas para romper el miedo atávico hacia lo desconocido. Estamos hablando de un trabajo cultural que libere y posibilite la participación de todos en su propio destino.

Toda crisis es un momento de tensión en donde o se amplifica más de lo mismo o se cambia de raíz lo probado y podrido. Estamos hablando de una cultura de, y para el cambio. Entendemos que este momento es una oportunidad irrepetible, nos encontramos en la cuerda floja de: o cambiamos la vida y avanzamos o nos cambia la vida y retrocedemos hacia el primitivismo e incluso hacia la desaparición de la civilización humana. En el universo conocido, tanto micro, como macro universal, no existe nada, absolutamente nada al margen del movimiento. Esta verdad que debiera ser la primera verdad a aceptar por todos, no lo es pues una gran mayoría percibe como lo mismo el hecho de moverse y el de avanzar. Moverse no es avanzar, aunque para avanzar hay que moverse. Avanzar no siempre es, en lo imediato, hacia un estadio superior y sin embargo todo movimiento es una superación.

Estas leyes que más tienen que ver con la física que con la filosofía poco nos dicen a quienes trabajamos en lo cultural. Nuestros límites son conocidos: un breve periodo de productividad, un estrecho campo de acción, unos escasos medios para la difusión nos impiden vernos en la continuidad, proyectarnos en lo que está por venir. Son las limitantes contra las cuales debemos batallar para superar la cultura de la crisis y estabilizarnos en una cultura de seres humanos que tenga como meta la humanización de la naturaleza, la naturalización de la humanidad.

Pasado, presente y futuro
Toda cultura resume aportes anteriores, la suma en el tiempo del accionar de muchos que nos dan como resultado un ahora, un presente, ese periodo infinitesimal que vivimos ya y se nos acumula en la memoria, esa tenue línea entre lo que fue y lo que será.

El futuro, que en mucho depende de ese pasado y este presente, es continuidad y salto, proyección de utopías, espacio hecho posible con los actos que sumamos cada día, también es el fatalismo del menor esfuerzo, del dejar a otros hacer lo suyo o que las soluciones nos caigan del cielo. Las respuestas de hoy tienen mucho de la cultura a la cual pertenecemos y lo que en el marco de esa cultura entendemos como lo realizable en este momento, que en muchos casos es una simple justificación para continuar en lo mismo.

Nada de lo que ocurrió ayer deja de tener incidencia en el hoy, nada de lo que ocurre hoy deja incólume el mañana. El detalle es que los hechos, primero ocurren, luego viene alguien y nos relata lo ocurrido. Quienes los hacemos posibles somos todos, quienes los relatan son unos pocos y estos los acomodan a los parámetros de la ideología dominante. En este trasvasije mucho se pierde y gran parte de lo que se recupera se distorciona, esto que se pierde y esto que se distorciona incide en que proyectemos hacia adelante un mundo sin continuidad, un mundo que va de tumbo en tumbo, desechando valores, costumbres, tradiciones. Está pérdida nos dificulta el trabajo a quienes estamos en el quehacer cultural. Se pierden puentes de comunicación entre generaciones, se pierden puntos de contacto entre culturas, se pierde sentido y se termina creyendo que todo ocurre sin conexión, vemos el mundo como si este fuera un acumular de fotos dispersas en tiempo y espacio.

Lo ineludible en cuatro cuadros
En cada instante estamos enfrentados a lo ineludible: la vida, la muerte, el amor, el odio. En una crisis estos ineludibles adquiren una dimensión distinta, como desdibujados en la bruma de los problemas o en el peor de los casos se inclinan peligrosamente hacia el fin de lo hermoso, hacia la menos luz, hacia las terribles consecuencias del salvaje egoismo.

La vida
Por tal entendemos lo que se mueve con energía propia y ésta la encontramos en millones de formas. Una característica de la crisis actual es que la vida está amenazada. Los cambios climáticos son el producto de la irracionalidad humana, que agota los recursos sin prever para las generaciones futuras. La amenaza de extinción de miles de especies se agrava por la aceleración de los cambios climáticos.

La muerte
Es una etapa en los procesos naturales. En todo ser vivo tenemos como punto final una muerte y con esta se inicia un proceso que genera nueva vida en otros muchas formas, hasta la recomposición total de lo esencial contenido, materialmente hablando, en esa vida que ha llegado a su punto de muerte.

Lo terrible es que los seres “racionales”, los que podemos abservar, conocer y admirarnos de lo hermoso que es vivir, somos los culpables de la mayor amenaza contra la vida de toda la historia natural. Ya no se trata de la continuación de un proceso como parte de lo que entendemos por vida, la acción humana ha roto el equilibrio del medio ambiente en el que se han desarrollado múltiples formas de vida, en dependencia y reciprocidad de unas con otras, la extinción de unas acelera la extinción de otras. Hay conciencia de lo terrible que se avecina, pero no hay acciones al nivel de la envergadura del problema. El resultado será desastrozo para la economía y no está descartado que lo sea para la sociedad humana y para la vida misma.

El amor

Es más que la unión de dos cuerpos en un acto, es la constante de energía positiva que posibilita la continuidad de las especies. Sin oxígeno e hidrógeno en sus formas puras y en sus formas de unidad y carga positiva, es decir: sin aire y sin agua, no hay vida. Sin amor la vida no tiene ningún sentido.

Dice una canción de Violeta Parra que “al malo sólo el cariño lo vuelve puro y sincero”, es una verdad que no siempre logra imponerse. La sociedad humana tiene perversiones legales, velos ideológicos que justifican lo moralmente injustificable, que permiten a unos detentar y usufructuar del poder, a otros aceptarlo como un mal necesario y a los más les permite mirar para otro lado como si nada malo estuviera ocurriendo ante sus ojos.

Perversiones y velos ideológicos que nos condicionan a la no expresión del cariño y a estar en permanente disposición contra nuestros semejantes. Pese a esos condicionamientos y contra esas perversiones y autoengaños es que debemos imponernos, desde el trabajo cultural, la vía de salvación por y hacia el amor, en sus expresiones sociales de convivencia fraterna y desarrollo de todo el potencial de crecimiento humano. Los esotéricos le llaman a esto energía crística, nosotros podemos llamarla energía pura.

El odio
Es la fuerza que nos adelanta el momento final, es también el resultado del miedo a lo desconocido. Odiamos por miedo a perder la seguridad de lo que tenemos, odiamos por haberlo perdido, odiamos por defender algo que creemos nos pertenece. El odio ha sido la característica mayor de la especie humana, ahí está la historia llena de los actos de odio cubriendo los espacios públicos, y estos, con ser terribles, no logran despertar un rechazo que los deseche como práctica humana.

Cuanto hemos logrado como civilización ha sido posible sobre lo que han dejado y permitido las violentas manifestaciones de odio, en sus formas de asesinatos, reyertas, golpes de estado, invasiones, guerras, opresiones, violaciones, esclavitud, etc. y otras muchas no tan violentas, pero igualmente funestas. Imaginemos cuánto más hubíeramos podido lograr si todos nuestros actos estuvieran guiados por amor.

Diez piezas para para rearmar el rompecabezas del trabajo cultural

Uno, hacia o desde o mejor hacia y desde
Independiente de los méritos, el reconocimiento y el nivel alcanzado por los artistas y su arte, una gran mayoría trabaja desde un pedestal y entrega su aporte hacia un público del que sabe poco, casi nada. La ideología dominante les ha encasillado en una forma de hacer cultura que siempre es de un yo creador, semi dios, hacia una masa receptora. Otros, los menos, proponen, y muchas veces lo logran, hacer su trabajo desde una masa con rostro generalizado. Pagan el precio de ser ignorados por los aparatos del sistema. En este empeño de hacer su trabajo desde receptores con rostro genérico se desdibujan y no avanzan en que este quehacer deje huellas profundas y marque rumbos.

Es hora de intentar la audacia de realizar un trabajo cultural sin las trampas del sistema y en una contínua retroalimentación hacia y desde públicos definidos, incorporándolos a la labor de creación.

Dos, espectadores o actores o mejor simplemente actores
Cada día, vemos, vivimos y sufrimos los efectos de decisiones tomadas desde las fuentes del poder, al amparo de sus leyes y sus gobiernos. Nosotros, el pueblo, somos la contuidad de esas decisiones en cifras: consumidores, contribuyentes, electores y otras muchas definiciones que caben todas en la categoría de espectadores, entes pasivos ante al drama de nuestra propia vida, sin otro poder que la capacidad de sobre vivir. Todo es espectáculo, nos movemos alrededor de un gran escenario, donde ocurren las cosas y nosotros siempre estamos en la sala de espectadores. La solución normal en tiempos normales sería pasar a ser actores.

La caída del modelo, lo que vemos y continuaremos viendo nos impone el único camino: simplemente ser actores. Esto, dicho más como una categoría política, pues políticos son todos nuestros actos sociales o que afectan a otros integrantes de la sociedad. En tanto el medio de expresión y desarrollo de nuestro talento es el trabajo cultural somos actores, lo que se requiere hoy es que lo sean todos los seres humanos y que esta transformación se exprese en un accionar más cultural que político.

Tres, ego sobredimensionado o fuerza pura
El arte es representación, comunicación e intento de comunión. El artista busca producir un impacto, una conmoción en quien recibe su arte. Hasta aquí todo iría bien sino fuera por que en un sistema de libre mercado impera la lógica del libre mercado. Las obras y los artistas no escapan a esta lógica, que a la larga deshumaniza el arte y lo vuelve simple mercancía, Esta misma lógica sobredimensiona al artista elevando su ego y asignándole el papel de aval del sistema.

El verdadero arte trasciende su tiempo, pues logra expresar humanidad que trasciende el tiempo y los valores negativos en los que se basa el sistema.

A este verdadero arte se llega intentado expresarse con fuerza pura. Partir de un yo para llegar a un otro yo que nos trasciende. Partir de un yo fuera de las reglas del brillo individual para expresar los otros yo que sufren, que viven y mueren buscando un espacio de felicidad bajo el sol. Es la vida misma que clama hoy por un verdadero arte, expresión de la fuerza pura que anima a los verdaderos artistas.

Cuatro, burocratización o democratización de la cultura

Los países “desarrollados” miden la cultura con recursos en funcionarios, en bibliotecas, en salas de espéctaculos, etc . Todo está regulado y previsto, se cuenta con los edificios, las oficinas y las personas para asegurar la administración de algo que se administra con leyes de mercado. En los países emergentes los recursos son menores y el quehacer cultural queda en manos los propios artistas, pero sin ninguna facilidad para el desarrollo de lo suyo. En los países que están más abajo en la escala de recursos disponibles, todo está por hacerse.

Sin embargo la existencia de recursos no indica que allí se produzcan más obras, sino que estas son más conocidas. La producción de obras artísticas no depende de los funcionarios ni de las salas de cultura ni de los computadores ni de las facilidades que se le dé al artista, depende de quienes estamos en el trabajo.

En España las bibliotecas públicas no aceptan un libro de regalo, son los funcionarios los que deciden qué se compra. En suecia lo aceptan y luego envían el cheque por correo. En Canadá, depende de cada provincia, en todas lo aceptan, en unas dan las gracias en forma verbal, en otras envían una carta, en las menos envían una carta dando las gracias y el respectivo cheque. Sin embargo lo que caracteriza todos estos ejemplos es que existen funcionarios, no son creadores, casi nunca son creativos y siempre están para seguir un padrón de conducta que no tiene mucho que ver con una disposición de facilitar el acercamiento entre el creador y un público. De todas maneras hay una concepción de obras culturales más de museo que atesora cosas inertes, que de centro para mostrar los latidos de la sociedad.

Se valora en todos estos ejemplos la democracia como algo poco menos que sagrado, salvo que esta palabra con todo su significado acumulado no alcanza a rozar los bordes del trabajo cultural. Si nadie nos conoce seguimos siendo parias o dependiendo de un amigo o de las veleidades de un funcionario. Para ser conocidos debemos estar en el mercado con sus reglas y valores, es decir haciendo cultura para entretener, poco importa cual sea nuestra definición en términos de política partidista.

Distinto sería si democratizáramos la gestión cultural.

Cinco, al fatalismo de chocar con la misma piedra, la habilidad de asumir lo nuevo

Se ha repetido muchas veces que somos los únicos animales capaces de tropezar dos o más veces con la misma piedra. Quizá esta nada envidiable característica tenga mucho que ver con la ley del menor esfuerzo y, en parte, con el fatalismo de creernos el cuento de que nada podemos contra lo establecido.

Esta piedra es movil, etérea y la podemos encontrar en todas partes, aunque la mayor de las veces se encuentra en nuestras propias habilidades para ver y sortear los peligros, peligros que en periodos de crisis se amplifican y se diversifican. Ya poco importará que estemos frente al mismo problema, pues parecerá otro y sin duda habrá más piedras con las cuales chocar.

El miedo a lo desconocido se vuelve contra nosotros y nos inclina a caminar por senderos ya recorridos. La única forma de no volver a chocar pasa por el desarrollo de nuestras habilidades, que en este caso nos debieran conducir a aceptar lo nuevo sin miedo y asumirnos nosotros en la capacidad de modificar creadoramente el entorno, nuestro accionar y sus resultados.

Seis, el arma de la imaginación
La mente humana continúa siendo un amplio campo en exploración. Sabemos bastante, poco, casi nada en relación a lo que falta por saber de como funciona. La mente es un maravilloso computador mal conocido y peor aprovechado.

Alguna gente, que forma parte del consorcio de los iluminados, cree y pregona que ellos son la solución. No quieren entender que todos somos únicos ni que desde esta unicidad todos tenemos algo que aportar a las soluciones. Pero el asunto no es de individuos, el drama actual es de la supervivencia de la civilización humana. En un punto en que todas las vías comienzan a cerrarse, solamente la imaginación puede aportarnos la o las claves para continuar la vida. Por lo mismo, la imaginación se vuelve un arma imprescindible a ser usada para encontrar soluciones.

Siete, ver la hierba crecer
Cuántas cosas existen, están ahí y no las vemos, cuántos gestos de amor llenan nuestra vida sin que los hayamos apreciado en su justo valor, cuántos momentos de comunión y nosotros sin darnos cuenta, cuántas personas han necesitado nuestra ayuda y nosotros sordos y ciegos a sus necesidades, cuántas situaciones han cambiado ante nuestros ojos y hemos permanecido ciegos.

La hierba crece lentamente, las urgencias nos impiden ver su crecimiento, esto que es una realidad, es a la vez una imagen, para ilustrar el penoso hecho de que por las urgencias no atendemos lo importante. No vemos la hierba crecer, no vemos el instante en que la flor se abre, el instante en que se producen los cambios. Asistimos a la maravilla sin haber sido testigos de como se produjo. Asistimos al cambio sin darnos cuenta que se ha producido.

Nuestra responsabilidad para con nuestro arte, para con nosotros mismos en tanto personas dedicadas a atrapar y expresar la sensibilidad humana es ver la hierba crecer, es captar y mostrar el instante supremo, es mostrar la maravilla de lo nuevo, es deleitar y deleitarnos con lo que está naciendo y es a la vez una responsabilidad de supervivencia de la humanidad toda, el contribuir desde el arte a establecer una cultura de sensibilidad y acción.

Ocho, naturalización de la sociedad humana

Ya sea en un breve análisis o en un estudio profundo del devenir de la sociedad humana en todos los tiempos, encontramos como característica la ausencia de humanidad, estendida esta como valores de convivencia armónica entre todos. La historia siempre la cuentan los vencedores. En ella vemos la crueldad, las guerras innecesarias, los atropellos, las injusticias, el robo presentados como algo normal inevitable y en esta normalidad atrofiada hemos crecido y creído.

A tal punto estas historias son un velo que aún hoy, cuando disponemos de los medios para estar medianamente informados, seguimos prisioneros de la aceptación de un modo de vida en sociedad deshumanizado, un modo de vida que nos mata. Es el dominio de la desnaturalización, alejamiento de la naturaleza y de lo natural al ser humano, ser hermano de todos.

No habrá solución real a la crisis sin la naturalización de la sociedad.

Nueve, humanización de la naturaleza
La larga lucha del ser humano por la libertad, es la larga historia de equívocos al creer que la libertad es hacer lo que dictan nuestros deseos, sin tener en cuenta los factores del medio ambiente que lo impiden ni los factores económicos o físicos.

Lejos estamos aún de conseguir la libertad sino emprendemos la audacia de humanizar la naturaleza, es decir conocer sus leyes de funcionamiento y dominarlas según las necesidades sociales. Recién en esta etapa estaremos más cerca de la libertad, aquella que habla del desarrollo sin restricciones de todas nuestras potencialidades, aquella que habla de nuestro accionar teniendo presente al otro que comparte nuestro espacio y nuestro tiempo, pues mi libertad termina donde comienza la del otro.

Diez, al cambio de las reglas del juego, el juego y el fuego del cambio de las reglas
Toda sociedad para asegurar su continuidad, tiene normas regulatorias de las relaciones sociales que sus miembros establecen entre si e ideas que las justifiquen. Estas pueden estar escritas en forma de leyes o reglamentos o no estar escritas en la forma de códigos de conducta, costumbres, tradiciones. Estas normas a diario se transgreden.

Desde el punto de vista del transgresor, transgredir una norma no es tan grave sino se descubre y prueba

su transgresión, a veces es hasta justificable y socialmente aceptable. Que determinadas normas estén establecidas no significa que sean justas o que sean necesarias ni que sea imposible cambiarlas. Su mayor significado es que responden a la ideología de los sectores dominantes al momento de establecerse legalmente o como costumbre.

Toda crisis, por ser un momento de intensa lucha entre ruptura y continuidad, es una oportunidad para el cambio de reglas, reglas que no responden a las necesidades de toda la sociedad. Este momento de cambio en que todo está en duda, en que todos los caminos tienden a cerrarse, en que las amenazas son globales y en muchos casos finales, se impone con desesperación la urgente necesidad de cambiar las reglas de juego, la necesidad de establecer el fuego de discutir unas nuevas reglas, para que lo sean deben responder a las ideas e intereses de la mayoría.

Socialmente hablando, primero es el cambio luego es la ley, primero es la norma de hecho, luego es de derecho. Sin embargo nadie puede asegurar que esto, que es consecuencia, sea una manera de establecer y afianzar lo nuevo. Las necesidades humanas han estado y están ahí, pero las leyes no responden a esas necesidades, pues las ideas dominantes imponen su dominio justificándose como ideas de la mayoría. El ser que es no tiene conciencia de su ser, es la alienación de la cultura.

Cultura de cambio, cultura de ver, analizar y expresar el ser que somos, cultura como una poderosa herramienta liberadora.

Conclusión abierta o preguntas para conversar con la almohada

¿Perdidos en el espacio?
Quizá si, quizá no. Lo que afecta la sociedad hasta sus cimientos, afecta la vida de cada una de las personas que vive en ese espacio tiempo. Las formas en que esos efectos se manifiestan, nos hablan de ante que personas estamos y como estas siguen su marcha.

Según sea como los efectos de la crisis se manifiestan en nosotros, tendremos un espectro de respuestas que van desde los que es más de lo mismo, los que no ven nunca el dolor ajeno, los que crecen en valor, los que se aislan, los que redoblan la lucha, los que son hoja al viento, los que cambian y se venden, los que adquieren la dignidad de muchos, los que iluminan con sus actos, los que renuncian a la vida. Cada cual tiene sus razones. Todos en mayor o menor medida están perdidos en el espacio, poco importa el tiempo en que andan perdidos. Algunos se reencuentran rápidamente, otros se pierden en forma definitiva, son los menos. En este periodo incierto la única certeza es que hay un quiebre. Nadie puede decir con certeza que vendrá más tarde, aunque todos temamos lo peor.

Este es un momento irrepetible, en el que quienes trabajan desde y hacia la cultura somos los primeros sacrificados y paradojalmente cuando menos recursos, cuando menos público tenemos, cuando más circo pone en circulación el sistema, cuando ya muchos han perdido las esperanzas, somos más necesarios en los deberes de ser luz, proyecto, esperanza, aportar imaginación y sobre todo vernos en la posibilidad irrepetible del cambio, necesario, urgente, importante.

Singular plural
Generalmente hablamos de Cultura a secas, como si su significado fuese compartido por todos, con ello pretendemos ahorrarnos explicaciones y manifestamos el hecho de verla como un todo. La realidad muestra ser diversa, cambiante y por lo tanto multifasética. Aceptar esto debiera permitirnos hablar no de cultura sino de culturas y asumirlas en cohexistencia y lucha, desde una relación simbiótica hasta una callada o estridente lucha de ideas.

El sistema se apoya en la individualidad y lo resalta como un valor que lo acerca al más puro egoismo. Cada uno de nosotros tiene la magia de ser único, pero esta unicidad no impide que nos reconozcamos en otros que reconocemos como iguales, ya sea por circunstancias, por intereses, por objetivos, por valores, por idioma, por conocimientos, por gustos, etc. Esta semejanza de individualidades forman lo que podemos llamar los intereses colectivos, es aquí donde muchas veces el individuo se pierde, como también se pierde el individuo en la cotidianeidad de los avatares de la vida: el trabajo o su búsqueda, la seguridad, la comida, etc.

En nuestro caso es tremendamente fácil creer que somos mejores que los demás. A diario los mensajes del sistema te dicen que eres alguien si eres conocido, si vendes, si recibes premios, si se habla de ti. También a diario la realidad nos asalta con mensajes de seres humanos en los infiernos del hambre, de la falta de trabajo, de la insalubridad, de las guerras, de la violencia.

Adelantar el mundo que queremos

Cada uno de nuestros actos puede, debe ser un adelanto del mundo que queremos

Aportemos arte en todas sus manifestaciones, para cambiar y salvar la vida. El primer paso es querer.

octubre 4, 2010   ningún comentario