Categoría — A palabra limpia – ponencias
Ferrocarriles del Estado para Chile
Carlos Poblete Ávila, Profesor de Estado, Rancagua. No se comprende que un país con un extenso territorio longitudinal como Chile, carezca de un sistema ferroviario no de calidad, sino de excelencia. Hasta hace unos años… sí había de Santiago a Puerto Montt ese servicio, también numerosos ramales. Todo lo eliminaron, lo destruyeron, lo saquearon. Descarrilaron … el patrimonio de la nación. Solamente un dato histórico: En 1851 en el país había 81 kilómetros de vías férreas; en 1913, 8.883 kilómetros. El tren era un vehículo de integración social y cultural.
Contar con ferrocarriles es estratégico en cualquier país del mundo. Tanto que se pregona desde aquí que estamos ‘ en el umbral del desarrollo ‘… ¡ naranjas ! Es asunto de ver cómo están las cosas : educación, salud, Sename, pensiones, seguridad; estafas, injusticias, corruptelas, decadencia es lo que prevalece.
Si se mira los países de verdad desarrollados, se observará que en ellos el sistema de transporte es estatal-público, considerado el tren. De tanto copiar desde acá, que alguna vez se copie lo útil, lo bueno, lo ejemplar. Algunos en Chile ven el tren como asunto del pretérito, en Europa es realidad veloz del presente y del futuro.
En la región central del país existe un caso que raya en lo insólito, en verdad patético. Es la situación del ya mítico tren ‘ exprés ‘ Santiago-Rancagua – que ahora llaman Metrotren -. Desde el proyecto inicial ya cursan irritantes años. Hace un tiempo desde las esferas directivas del proyecto se dijo que ‘ faltaban recursos ‘ ( ¡ qué manera de proyectar los presupuestos ! ). Seguramente por Angostura ya el dinero no era el mismo… Con certeza los vagones adquiridos están oxidados.
Se dijo hace unos años que habría tren Santiago-Puerto Montt, que se contaba con 3 mil millones de dólares para tal inversión. Debates y estudios hubo en el parlamento, el resultado : ni toros ni arena; ni durmientes ni rieles ; y un ministro fue a la cárcel por unos días…
Este país con una bella geografía y gigantesco potencial no ha estado en buenas manos, y carente de fértil imaginación. Todo subastado, sus riquezas, su patrimonio.¡ Pobre Patria ! Tenemos tanto y, sin embargo, tan poco tenemos.
De tantas marchas y protestas que a diario surgen, que una alguna vez sea para demandar ¡ Ferrocarriles del Estado de y para Chile !
agosto 8, 2018 ningún comentario
La dialéctica de las hojas
Carlos Poblete Avila, Profesor de Estado, Rancagua. En distintas épocas, poetas y multitud de artistas y otros pensadores, han tenido como tema de sus obras la naturaleza, principalmente destacando su belleza, su exuberancia. Hoy muchos de ellos postulan su defensa, la protección del medio ambiente, convocan a amar la Tierra.
Antes…, en períodos más pretéritos, la luna embrujaba a todos los creadores, el astro selenita hacía imaginar, también enamorar a infinidad de habitantes telúricos. Entonces…» estar en la luna » era nada menor. Hoy la ciencia ha cambiado las cosas.
Recuerdo que el jefe indio Seattle, en 1855, escribió un bello y pedagógico poema en prosa, en respuesta al presidente de Estados Unidos que pretendía comprar las tierras de los Suwamish. Ese jefe hizo una categórica defensa del patrimonio territorial de esa tribu. Ha sido esa la postura histórica de los pueblos originarios.
Hace tres años el Papa Francisco ha lanzado al mundo su Encíclica » Laudato Si, mi Signore «, un texto indispensable de conocer y estudiar, por la invocación ecuménica que hace a la sociedad humana para la defensa de la Tierra, devastada de manera irracional. Este planeta es nuestra única casa.
Poetas chilenos como los Premios Nobel Gabriela Mistral y Pablo Neruda, y otros notables como ellos, en sus universales obras convocaron también al respeto por la naturaleza.
Nada más hermoso, natural y apropiado que observar en nuestro hemisferio este inicial otoño-invierno que se vive : el ciclo de la caída o vuelo de las hojas en la suprema levedad de su sueño, y reposar finalmente sobre los prados. Pero a la vez resulta contranatural presenciar la antiecológica actitud de algunos de barrerlas y, más aún incinerarlas. Ellas no son basura, son los esenciales nutrientes de la tierra, de los árboles y plantas. Hay que comprender la biología de los procesos. Las hojas no se pudren, se transforman, así cumplen con la suprema ley de la naturaleza : la dialéctica, máxima doctrina del desarrollo, del movimiento de la vida. La dialéctica fue descubierta por el pensador griego Heráclito hace 2500 años, seguido después por el alemán Hegel; y finalmente por los fundadores del socialismo y comunismo científicos : Marx y Engels. Así, el sueño de las hojas debe completar su curso vital.
agosto 8, 2018 ningún comentario
Los árboles nos enseñan
Carlos Poblete Ávila, Profesor de Estado, Rancagua. Los seres humanos no somos los únicos residentes de nuestro planeta Tierra, tampoco sabemos si los únicos en el vasto cosmos, existe la sospecha o presunción de la existencia de otros seres en diversas latitudes del universo.
De una inmensa cantidad de especies ignoramos su existencia, sus nombres y su función biológica. Muchas ya desparecieron sin saber nada de ellas, principalmente vegetales, animales, y también del mundo mineral. Tal vez cumplieron su natural ciclo vital o, fueron objeto del exterminio por acción humana.
Del llamado mundo vegetal que habita junto con nosotros algo sabemos, en particular de nuestros hermanos árboles : elaboran la pureza del aire que respiramos, embellecen, prodigan sombra y sus frutos.
Se dice que en general los árboles son solidarios entre sí, que comparten la fundamental luz solar, la ventilación y la indispensable humedad aérea y subterránea.
Científicos noruegos hace un tiempo señalaron como resultado de sus investigaciones que los vegetales son seres sensibles, que experimentan dolor y otras sensaciones. Si son seres vivos, dentro de la llamada lógica, cabe que así sea. La exploración científica no concluye. Tal vez los árboles y otras especies de la rama vegetal se comuniquen, emitan sonidos, tengan sus códigos; la investigación es todavía inicial.
Los árboles también enferman, los atacan plagas, los afectan calamidades. Sufren de soledad, de abandono y de agresiones de parte de la especie humana. Todavía no somos plenamente conscientes del daño causado, de la devastación provocada.
Se han hallado ejemplares vivos de edades milenarias, verdaderos monumentos de la vegetación, verdes testigos de la aurora humana.
La llamada ciencia ecológica moderna es de reciente data. Pero existen documentos históricos, y manifestaciones de nuestros ancestros que constituyen claras señales de que los pueblos originarios han tenido conductas y una cultura de respeto, de valoración e identidad con los seres vivos del mundo vegetal, animal y con el agua.
Expresión de lo afirmado es aquella Carta del Jefe indio Seattle, al Presidente de los Estados Unidos, en 1855, que responde al mandatario a la petición de comprar las tierras de la tribu de los Suwamish. La Carta es un verdadero Manifiesto, un hermoso poema en prosa en defensa de la Tierra, del aire, del agua y de todo lo viviente. Es un canto a la vida. Algunas palabras de ese texto : » ¿ Cómo podéis comprar o vender el cielo, el color de la tierra ?» (….) » La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja «. (…) » El ruido de la ciudad parece insultar los oídos «. (…) » Los indios preferimos el suave sonido del viento «. (… ) » La Tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la Tierra «.
agosto 8, 2018 ningún comentario
La Paz como forma de vida
Tito Alvarado, publicado en inglés y francés en Utopía Roja. De los más de seis mil idiomas existentes en el mundo, tres mil tienen muy pocas posibilidades de continuar usándose el próximo siglo. Este dato trágico es algo terrible, perderemos tres mil formas de acercarnos a la vida, perderemos humanidad desde la perspectiva de otros en su relación con el medio que les circunda. Sin embargo, siendo un asunto de muerte de las personas que usan esos idiomas, es percibido, por quienes no están en esos dilemas, como un dato anecdótico, lo cual pudiera remitirnos a un fatalismo, el de dejar hacer a otros lo que es de nuestra incumbencia. Salvar un idioma es salvar una forma de relacionarse con el mundo, una herramienta de cultura. Pero hay muchos otros temas de tanta relevancia como este de los idiomas en vías de extinción. La vida misma está en peligro, los próximos 25 años son decisivos en cuanto a continuar en lo mismo o cambiar de modo de vida.
Creo haber leído en algún documento, de cuya referencia exacta no dispongo, que en el mundo existe alrededor de un millón de iniciativas y organizaciones que tienen como tema la Paz mundial, pero estas no se coordinan en nada. ¿Es el condicionamiento de creer que somos islas? ¿es la ley del menor esfuerzo? ¿o es algo peor, como una moral fuera de la realidad? Cada cual actúa de buena fe, sin embargo esta buena fe no basta para que cesen las guerras en el mundo. Guerras que son creadas por razones de control de recursos, bajo la argucia de levantar amenazas ficticias. Estamos ante las puertas de un dilema, el mayor dilema que haya tenido nunca la especie humana: asegurar la supervivencia de todos o perecer.
Es algo cuya gravedad no es percibida en su magnitud. Las preocupaciones diarias por la sobre vivencia, no nos permiten vernos en el drama que es la vida, con los días contados, si seguimos actuando como hasta hoy. Desde los poderes manipulan nuestra capacidad de respuesta y nos encaminan a pensar y actuar acorde a intereses ajenos al bienestar de todos y cada uno. Por mucho que trabajen, millones de personas, en pro de la vida, la balanza se inclina hacia el fin de la civilización, pues quienes actúan buscando una ganancia inmediata, solo piensan en su propio beneficio, siempre en contradicción con el bienestar colectivo.
La Paz no deja de ser solo un tema, fácil de manejar, pero difícil de alcanzar. No pienso en la Paz como un asunto imperioso en los más de cuarenta conflictos armados ni en los cientos de miles de conflictos que impiden la convivencia pacífica, de las naciones y de las personas. Basta ver cualquier noticiero para constatar que: no se nos dice toda la verdad, la verdad es siempre entregada de acuerdo a beneficios inmediatos y futuros de quienes ejercen el control (no hablo de personas, hablo del sistema con su maquinaria siempre trabajando para asegurar que el poder siga donde está), se prioriza el crimen, el escandalo, las buenas acciones son un relleno. El negocio de dar noticias no es comunicar lo que acontece, es dar cuenta de lo que acontece priorizando lo morboso, mostrando hechos funestos, repitiéndolos hasta el cansancio. Se cuentan medias verdades, que también son medias mentiras, se falsea la verdad, adornando, edulcorando los hechos noticiosos, y a veces se cuentan mentiras completas. Nos movemos en un mundo hecho a imagen y semejanza de los poderes detrás del poder. Así nunca tendremos Paz como un medio para desarrollar todo nuestro potencial creador. Esto debe y puede cambiar.
La Paz como tema se vuelve lugar común, palabra desprovista de significado. Si nos remitimos a la historia vemos que la Paz ha sido siempre una utopía, la más larga utopía jamas alcanzada, poco importa que muchos países no estén en guerra, pues en esa calma relativa, a diario se ven los estragos de una forma de vida construida a los garrotazos. Hemos llegado a este teórico sitial de dominio científico y técnico apachurrando personas que piensan y actúan distinto. En sitial de honor tenemos a personajes que han sido, vistos desde una ética de Paz, asesinos en estado natural. Mantener los ejércitos con toda su faramalla, cuestan un ojo de la cara y poco, casi nada, entregan al país que les paga por servicios virtuales. Son un gasto inútil, más aportan trabajadores mal pagados como los profesores, los obreros, los artistas, los artesanos. Ante la creciente distancia entre los pocos que tienen mucho y las mayorías que tienen poco, casi nada o simplemente nada, ante los desastres causados por los cambios climáticos, ante la alarmante certeza de que los recursos hídricos se acaban, ante la escandalosa cantidad de plásticos en el mar, suficientes como para fundar la mayor de las islas de cualquier océano, ante el despilfarro que supone producir bienes y productos alimenticios que se tiran intactos a la basura, ante la deshonrosa cifra de dos mil millones de personas que sobreviven con el equivalente e dos dólares al día, ante estos y más dramas en código secreto, toda acción será insuficiente si no logramos que sea en los más diversos frentes y cuente con la participación heroica de varios miles de millones de personas.
Podemos continuar levantando la bandera de la Paz y con seguridad no pasará nada distinto, pues nuestro método para lograr la paz no de cuanta de lo profundo, lo colosal que es la brecha entre la necesidad y la posibilidad. Hoy cuando el desastre final es inminente, es cuando menos capacidad hay para mover conciencia.
Si buscamos una definición que le de valor a la palabra Paz, nos encontramos con la sorpresa de que esta se define acorde a una ideología expresada en el idioma, lo que nos remite a las ideas y valores en boga, que son la visión de la clase dominante, no da cuenta exactamente del significado que le asignamos quienes creemos que otro orden social es posible y necesario.
Cualquier experto en cuestiones de semántica nos dirá: La palabra paz refiere a un estado de bienestar, tranquilidad, estabilidad y seguridad. Es un estado de armonía que está libre de guerras, conflictos y contratiempos. Esta definición está en el limbo de la ambigüedad, por más que quiera ser categórica. En toda la historia humana no hay un solo momento en que podamos decir que la vida ha transcurrido en un estado de bienestar, tranquilidad, estabilidad y seguridad. Es más bienestar nos remite a un cierto nivel de riqueza, lo que más abunda en el mundo es pobreza, ya estamos en el periodo del pasmo absoluto: el 1% de la población mundial tiene bajo su control el 50% de los recursos mundiales; tranquilidad hace referencia a certezas que no podemos asumir, a diario nos invaden las noticias de desmanes mayores producidos por razones menores, la tranquilidad se vuelve olas azotando contra las rocas; estabilidad es algo muy relativo, en realidad son periodos en los cuales se desarrollan todo tipo de estrategias “ganadoras” para sumirnos en un nuevo periodo de inestabilidad; lo de seguridad es un chiste cruel, algo que no existe en ningún lado, basta ver el trato que se le brinda a los pasajeros en los aeropuertos y aviones o la proliferación de compañías de seguridad o los entrenamientos, arsenales y vestimentas de combate con que cuenta la policía.
La citada definición de paz es simplemente un eufemismo, nos remite a lo superficial, en lo profundo es casi un imposible pues la esencia del orden social en que vivimos está basado en la ganancia que obtienen unos en constante lucha contra los otros. Esta es la fuente de todo conflicto. Se vive para ganar y con lo ganado vivir, parece un juego de palabras, pero es una verdad consagrada como una moral. Los bancos, las compañías de seguros, las compañías constructoras, en esencia, son asaltantes de camino. Sus ganancias suben en proporción mayor al costo de la vida, mientras los salarios de las personas que viven de su trabajo, se mantienen estables o aumenta muy poco, así se pierde poder adquisitivo, el salario se va diluyendo peligrosamente.
Vivimos la pesadilla de que los recursos del planeta alcanzan para que todos los seres humanos vivan en pleno goce de sus facultades, sin embargo aumenta la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco. Esto terrible no es visto como una injusticia. La ciencia y la técnica tienen respuestas a la mayoría de los problemas humanos, pero la falta de recursos, los intereses de las transnacionales, la “ética” del mercado impide que la humanidad pueda implementar estas soluciones, muy por el contrario, las reglas del mercado imponen sus condiciones de desprecio y desperdicio, una regla de absoluta inmoralidad: miles de toneladas de productos no vendidos, se tiran en vertederos secretos.
Paz seguirá siendo una palabra de buena intención y escaso asidero en la vida diaria mientras no enfrentemos una solución radical, que vaya al fondo del asunto. Hay que eliminar las reglas del juego que posibilitan vivir en constantes guerras, empobrecimiento y trato despreciable hacia las personas. Necesitamos con urgencia un cambio radical de cultura, una revolución cultural que ponga como prioridad al bienestar de todos los seres humanos, sin distinción de razas, credos religiosos, nacionalidades ni otras barreras divisorias de la humanidad. El drama de hoy es la vida, de seguir sin cambios profundos, todo irá a peor y llegaremos en esta generación a superar el límite admisible, al punto del no retorno. Una vez cruzado ese umbral ya no habrá vuelta atrás, el daño será irrecuperable. Los cambios necesarios son para ahora mismo y van en dos líneas centrales: cambiar la forma de relacionarnos entre nosotros, cambiar la forma de relacionarnos con la naturaleza. La causa del deterioro de la vida en todo el planeta tierra es una: la búsqueda de la ganancia. Las relaciones entre nosotros y con la naturaleza pueden y deben priorizar la solidaridad, ese sentido fraterno que nos humaniza y nos eleva como personas.
Un orden social distinto no solo es posible, es tremendamente necesario, los recursos del planeta pueden perfectamente satisfacer las necesidades de todos los seres humanos. Proponemos doce razones de paz, que son a la vez razones de cambio cultural, es decir una nueva forma de ver el mundo y vernos en él, asumiendo nuestra cuota de conciencia, participación, información y decisión:
Compartir el planeta como el único hogar común a todos los habitantes de La Tierra.
Distribuir los bienes en proporción a las necesidades.
Invertir en educación, investigación, ciencia y tecnología con conciencia social.
Asegurar un sueldo mínimo ético y un sueldo máximo que no sea superior en cinco veces el mínimo. Transparentar sueldos, ganancias y beneficios.
Legalizar la tierra, el agua, el aire como bienes sociales no comercializables.
Disolver los ejércitos.
Instituir una moneda de intercambio equitativo.
Establecer la libre circulación de las personas.
La salud, la educación, la vivienda, las pensiones no pueden ser un negocio.
El transporte colectivo debe ser gratuito en toda ciudad o pueblo que cuente con servicio de transporte.
Todo proyecto de desarrollo debe considerar en primer lugar su impacto ecológico.
Las voces de la cordura obsecuente dirán que esto es imposible, como imposible fue en su tiempo la aventura de abrirse a la mar para llegar, por una ruta desconocida, al otro lado del mundo; imposible era llevar agua de manantial a varios kilómetros de distancia, y ahí está el acueducto de Segovia resistiendo dos mil años; imposible era salir al espacio y llegar a la luna, eso ya es historia, ahora asistimos al desarrollo de las comunicaciones, gracias, en parte, a ese imposible cumplido; la ciencia y técnica actual no pueden construir de nuevo las pirámides de Egipto, pero ahí están asombrándonos durante varios milenios; imposible es aquello que demora un poco más. Ahora tenemos la urgencia de la necesidad, es hora de pasar a la acción por un mundo mejor en todo el planeta tierra.
Cuando estos 12 puntos se cumplan, recién estaremos entrando en la era del pleno desarrollo del potencial creador de los seres humanos. Podremos vivir en paz utilizando de manera humana los recursos, la técnica, la ciencia. Ese imposible será realidad o no será posible la vida, he ahí el dilema.
agosto 7, 2018 ningún comentario
La Humanidad escapa de sí misma
Carlos Poblete Ávila, Profesor de Estado, Rancagua. Suele decirse en nuestro medio social que aquello que se suelta o zafa de control » se escapa de las manos «. La frase es una figura, una metáfora que bien dice de una situación que se hace inmanejable, ésta puede ser personal-familiar, económico-social, o de otro tipo.
Que la Humanidad que somos cruza estados complejos, que vivimos situaciones difíciles en los más diversos planos ya no hay quien lo niegue. Decirlo, señalarlo, diagnosticarlo es un aspecto. Las raíces, las causas de la ocurrencia de las mencionadas situaciones representan otro plano. Las soluciones, si es que las hay…, constituyen otra esfera.
Los estados de crisis de las personas, de estabilidad – hablando de nuestro medio chileno – son reflejo de lo señalado. Un dato que ilustra la situación es el que hace un tiempo ha entregado un facultativo – médico psiquiatra de la Universidad de Chile – que señala que integrantes de la población chilena consumen millones de cajas de tranquilizantes, de antidepresivos, de ansiolíticos por año para poder dormir, y así funcionar en sus diversas actividades. Se requieren paliativos no para vivir…, sino para sobrevivir. Este es el resultado, el producto, el efecto de algo …
Déjense por ahora… los altos consumos de otras diversas sustancias, obviamente nocivas, automedicadas… por muchas personas, entre ellas alcohol, drogas, tabaco.
Se dice que en la sociedad de los países desarrollados el consumo de todo lo señalado es sideral, pero no es nada menor en nuestros países llamados de Tercer mundo. En ese fenómeno la riqueza y la miseria se igualan, no se diferencian.
El escapismo no es solución ante ningún problema, ni personal ni social. Se debe escapar del escapismo, de la evasión. Hacer que la Humanidad sea portadora, generosa de humanismo es lo que corresponde.
Es un hecho de la realidad que el estado de felicidad no es permanente, existe a fragmentos, es de vida efímera. Recuérdese el verso del poeta Fray Luis de León (1527 – 1591) : «Un día puro, alegre, libre quiero». Obsérvese que el vate en su canto «A la vida retirada» anhela sólo un día, y no la vida entera.
Parece que el medio, el hábitat construido por el ser humano, sus formas, sus costumbres, sus estados no han sido lo buenos que se hubiese querido. Se ha pavimentado el planeta, la Tierra ya no respira. Se convive con las tóxicas fumarolas de las industrias, las ciudades han colapsado con los millones de vehículos que apenas circulan. Súmense las estridencias, los basurales, y las expresiones de violencia de todo carácter y, entonces, ahora, casi 500 años después de aquel poeta, tan sólo, tal vez… tengamos que pedir no un día…, sino un minuto… de pureza, de alegría, de libertad.
Que esto último así no suceda dependerá de la inteligencia, de la sabiduría, de la sensibilidad, del respeto, y de la conciencia de la propia Humanidad.
Chile, septiembre 4 de 2017
octubre 3, 2017 ningún comentario